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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Lugares >  La poza del puente (Pedro de la Peña García).  


Foto: Maite Isabel

Quiero rendir un sincero homenaje a uno de los recuerdos más entrañables y gratos de mi infancia: “la poza del puente”, una pozita en mitad del curso de Eresma bajo el “Puente de Valsaín”, en la “frontera” entre este pueblo y la Pradera que lleva muchos años haciendo las delicias tanto de los habitantes de este entorno como de los que nos honran en verano pasando aquí sus vacaciones.

Cuna de truchas donde los pescadores prueban suerte en primavera, quién no recuerda un verano sin haber ido a refrescarse a este maravilloso lugar, las carreras con el propósito de llegar para darte el chapuzón y los nervios por abrir la portera de alambre, las miradas al reloj o el ansia al preguntar la hora para comprobar si se había cumplido la hora de la digestión, el que la hiciera o le obligaran a hacerla.., esos momentos en los que el reloj no se movía. Me quedan 5 minutos y ¡al agua !

Cómo no recordar los saltos desde la piedra del centro, de cabeza, a bomba y de mil maneras más, la primera vez que sueltas el flotador, las aguarijas y peleas acuáticas entre amigos, las carreras para quitarnos el frío cuando no llevábamos toalla, las siestas en casa sin pegar ojo deseando que llegara la hora del baño, la envidia de ver en el agua a algunos amigos para los que la temporada de baño empezaba antes que la tuya.

También es de ley reconocer el afán de la gente por no perder ese reducto del río, tan familiar durante años, a base de colocar piedras y demás obstáculos con el fin de conseguir retener el agua y poder conservar nuestro “paraíso” bajo el puente.

Ahora, al pasear junto al río y ver a las mamás con sus hijos, merienda en bolsa tomando el sol o de tertulia, los niños chapoteando en el agua o jugando en la orilla los más pequeños, no puedo por menos de ser participe de la felicidad y alegría que despierta esa imagen, una felicidad y alegría que entiendo perfectamente, ya que he tenido la suerte de vivirlas durante muchos años.

Llega el invierno y sólo queda la nostalgia al pasar por el puente, asomarte y ver la poza, en ocasiones cubierta de hielo, vacía, momento en el que se agolpan todos los recuerdos del verano, y esperar que este lugar tan disfrutado durante generaciones siga alegrando la vida a las que están por llegar.

Dedicado a la memoria de mi tío.

Pedro de la Peña García.


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