Crónicas gabarreras: Inicio > Los Artistas > Sonetos con broche a un paraíso (José Carlos Sancho Fernández). |
Descanso por los Reyes elegido,
se extiende hacia la urbe segoviana
milenaria ciudad, sabia y romana,
que múltiples culturas ha acogido.
Es un valle asentado entre montañas
cuyo verdor asombra al Amazonas
donde reinan los búhos sin coronas
y en el que son felices las arañas.
Valsaín llaman a esta tierra clara
de acunada cabeza en Guadarrama.
Su dormir velan cual guardias de puerta,
el bastión firme del gran Peñalara
con una grávida y yacente dama:
la sin par mole de La Mujer Muerta.
Oirás siempre en la ladera hermosa
la música del viento entre los pinos,
pues sean cuales sean sus caminos,
te acompañará, dulce y melodiosa.
Le hacen coro sutil y persistente
la rana alegre junto al arrendajo,
y el cárabo burlón que, en tono bajo,
se une a esta trova, muy prudente.
Canción del aire, el invisible obrero,
que con mano tenaz y sin descanso,
modela eternamente estos lugares.
Al tajo le acompaña el gabarrero,
quien con moderno ingenio o asno manso,
trabaja por el pan de los hogares.
Inmensos bosques, de vida repletos,
beben sus fuentes de las nieves blancas,
don del invierno en cumbres y barrancas,
saciando la sed de robles y abetos.
Así el Eresma crece en primavera,
al unir arroyos con fríos torrentes,
río montañés de aguas potentes,
vital cada verano a la pradera.
Llega plácidamente y bien dorado
el Otoño, templado y rico en setas,
cerrando un ciclo pleno y ajustado,
cuyo fin nos anuncian cien carretas,
artificio de un pueblo engalanado
para gozar bailes y piruetas.
¡Brinquen los mozos y vibre el tamboril,
al son de la dulzaina cantarina,
que estos días la fiesta se avecina…
…y va a salir el toro del toril!
José Carlos Sancho Fernández.