Crónicas Gabarreras 18
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Foto: ManimCañada Real Soriana Occidental

Los avatares de la vida hicieron que el año pasado asistiera a un evento literario en Rascafría donde conocí, en las charlas amigables tras el evento, a un tocayo mío, ingeniero jubilado que había trabajado en la central hidroeléctrica próxima a la localidad. Sus historias resultaron muy interesantes, y metidos en materia le hablé de los pasos de la sierra (largo tiempo a de mi interés por ello) y la dificultad que suponía para los desplazamientos entre localidades próximas. Los accidentes orográficos han supuesto en el pasado verdaderas barreras que han aislado zonas pobladas muy próximas entre si. A veces, pueblos próximos eran completamente desconocidos y carecían de comunicación directa debido a una barrera topográfica. Eran mejor conocidos los asentamientos más distantes pero localizados en zonas de mejor accesibilidad. Así fue el caso de la Sierra de Guadarrama, que aislaba la meseta Castellana de las estribaciones de la capital. Este aislamiento orográfico se intensificaba si cabe para las reses animales, bovinas y ovinas, sustento y economía no solo de estas zonas rurales sino de los Reinos de Castilla y Aragón si nos retrotraemos al medievo. Entre los dimes y diretes de la conversación departimos sobre la trashumancia o movimiento de ganados en el Reino de Castilla, y posteriormente, ya en España, durante el medievo y su evolución posterior y las dificultades de cruzar estos parajes montañosos. Hablamos de los pasos de la trashumancia en la zona de la sierra entre Rascafría y Valsain, en concreto sobre un paso en la sierra hacia Valsain donde los ganados hacían parada y estación para el pago de los tributos correspondientes al paso. De lógica era que en el pasado tal paso hubiera existido, ya que muy cerca pasaba una de las Cañadas Reales de mas relevancia en el pasado (la Cañada Real Soriana Occidental), sin mencionar que no muy lejos pasan otras dos de las principales que existieron en época medieval, la Soriana Oriental y la Cañada Real Segoviana. En un principio hubiera cabido pensar que el paso de Valsain diera servicio a la Real Segoviana; pero no era así, sino que daba entrada hacia la Calzada Real más próxima, la Soriana Occidental, que llevaría los ganados hacia las tierras del sur para su estancia invernal en climas más suaves.

La gran importancia que tomó el ganado ovino por la exportación de la lana y el aseguramiento del cobro de tributos a los rebaños trashumantes a su paso por territorios de “Realengo” (localizaciones donde se asentaba personajes de la Realeza) hizo que algunos pasos de montaña tomaran alta relevancia como puertas hacia los pasos del sur, añadiendo una fuente económica a la zona y, por extrapolación, a los pagos al Reino. Este hecho hizo que el Rey Alfonso X el Sabio, en el año 1273 reuniera todas las Mestas del Reino en una sola Hermandad que denominó El Honrado Concejo de la Mesta. Trataba de regular el movimiento de las cabañas (dando origen a la Trashumancia en España o traslado o “paso” del ganado por sus pastores desde las dehesas de verano a las de invierno y viceversa) y organizar el cobro de tributos, dando relevancia a los pastores sobre los agricultores, hecho que inició cierta antipatía sobre estos, pero eso es asunto de otro artículo.

A raíz de la reconquista de las tropas cristianas, estas reses se desplazaban cada vez más al sur, sobre todo en épocas invernales, para pasar el periodo frío en las dehesas de Extremadura. Las zonas meridionales de la Península Ibérica, en especial lo que luego sería Extremadura, fueron desde el inicio de la historia destino de los ganados trashumantes que huían de los rigurosos inviernos en los montes leoneses y en las comarcas frías de Castilla y León. Los primeros pobladores de estas tierras fueron pueblos celtas de pastores como los lusitanos y los vetones. Con la romanización de la zona (materializado en el desarrollo de la calzada Romana próxima), se impuso el concepto de propiedad del terreno de los colonizadores y la apertura de pasos para la comunicación de zonas aisladas por los accidentes orográficos. En aquel periodo ya existía una ruta de trashumancia en el oeste peninsular, que marcada por una calzada se convirtió en la Vía de la Plata. Reflejo de su importancia tanto local como estatal puede considerarse el hecho de que figure el nombre del emperador Augusto en las dos ciudades a cada extremo de la calzada: Augusta Emerita (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga) o de forma local en la ruinas de Casaras (Casa Eraso, por D. Francisco Eraso secretario de Felipe II quien tuvo la idea de su construcción y fue su primer administrador) próximas a la calzada Romana.

Se denominan cañadas reales a aquellas cañadas de uso tradicional en la trashumancia en España, reguladas por edicto real de Alfonso X el Sabio en 1273. Si bien los caminos trazados por las cañadas luego conocidas como reales eran recorridos usados desde el antiguo por el pastoreo trashumante, el decreto de Alfonso X perseguía la regulación, ordenación y protección de ciertos caminos que, por su importancia, uso o ubicación, merecían ser preservados de posibles violaciones. Así, junto con la creación del Concejo de la Mesta, quedaron definidas las cañadas reales. Una cañada real tenía que tener una anchura mínima de 90 varas, es decir 72 metros, discurrían principalmente en dirección norte-sur atravesando la península y siempre de más de 550 km de recorrido. La regulación real reglaba su discurrir y su anchura, esto es, estaba totalmente prohibido el recorte, el movimiento de mojones por parte de los propietarios de las fincas colindantes con la intención de ganarle terreno. Evitaban en lo posible los accidentes geográficos, buscando su discurrir por zonas de acceso lo más fácil posible, usando pasos de montaña donde era totalmente necesario. Como resultado se consiguió un entramado o red de caminos y veredas reales llamados cordeles, coladas y cañadas que ha llegado hasta nuestros días con una extensión de mas de 125.000 kilómetros y mas de 400.000 hectáreas.

En el caso de la cañada real Soriana Occidental que nos ocupa, este problema de los accidentes geográficos lo solucionaron haciéndola discurrir muy próxima a la sierra, en paralelo a la misma por el lado Segoviano, como veremos en breve con un resumen de su recorrido. Algunas de las coladas que daban acceso a esta cañada se situaron con objeto de usar pasos de la sierra y dar acceso a zonas situadas en la vertiente sur de la sierra, como es el caso de los prados situados en la calle de Rascafría. Este paso desde Rascafría hacía la zona de La Granja y Valsaín, se producía mediante un ramal que supone un atajo, pero de mayor dificultad, cruzando la sierra a través del paso del Reventón. Por la orografía de la zona se cree que hubo una segunda vía de acceso. Valsaín se convirtió en el nudo de paso ideal a través del cerro de Matabueyes, bordeándolo para seguir descendiendo en las proximidades del Eresma hacia los llanos de Revenga, zona por la que pasaba la cañada Real Soriana Occidental, a pocos kilómetros de la sierra en si, y que discurría, como veremos más adelante, en paralelo a la misma hasta desembocar en las llanuras del sur y enfilar hacia el cruce de la Sierra de Gredos, para pasar a tierras Extremeñas. De esta manera pasó a formar parte de ese entramado de Cañadas Reales que permitía el desplazamiento del ganado por toda la península.

Antiguo chozo Aránguez

Entre los muchos tributos que se pagaban a la realeza estaba el llamado “carneraje” o tributo que se aplicaba sobre los ganados trashumantes que atravesaban las tierras del reino. La primera vez en la que se tiene noticia de este impuesto es en 1105, cuando Alfonso I exime a los clérigos de San Esteban de Sos y a sus bienes de “carnale et de fossatera”, ya antes de la existencia de La Mesta del Reino y que se mantuvo para los cobros posteriores cuando ya la trashumancia era una actividad económica regulada.

La Cañada entra en Segovia por el término de Ayllón, procedente de Fuentecambrón, por lo que actualmente son tierras de labor. Tras pasar La Corraliza atraviesa el término de Languilla y Mazagatos. Desde aquí pasa al término de Santa María de Riaza para cruzar el río Riaza. Por el noroeste y procedente de Valdanzuelo viene otra cañada al despoblado de Valdeperal, ya en el término de Maderuelo. Cruza por una zona hoy cubierta la mayor parte del año por el Embalse de Linares. La Cañada pasa junto a la Ermita de la Vera Cruz (de Maderuelo). Ya dentro del Partido de Sepúlveda entra en La Grajera y Aldeanueva del Campanario. Se aproxima al término de Mansilla y es por aquí donde cruza con la Cañada Segoviana, que viene de Buitrago, continuando la Cañada en dirección a Canto Blanco. A diferencia de la Segoviana, la Occidental Soriana discurre dejando la Sierra de Guadarrama siempre a su izquierda y no la atraviesa, sino que discurre por su cara Norte. Llega a Santo Tomé del Puerto. Sigue camino hacia Cerezo de Abajo y de ahí hasta Navafría. Después de pasar por el término de Turégano la Cañada entra por la Peña del Gato en el corredor de la sierra. Entrará en Basardilla y Torrecaballeros, pasa por Palazuelos de Eresma, hay datos que la sitúan próxima a la actual Ermita de Juarrillos y de ahí se dirige al término de Revenga y es aquí donde más se aproxima a las estribaciones de la sierra, por las llanuras y pastos próximos al cerro Matabueyes y Valsain, dirigiéndose a continuación hacia la zona conocida como la Losa que incluye Navas de Riofrío y Otero de Herreros. De aquí se dirige hacia el sur, pasando por El Espinar, Navas de San Antonio y Villacastín. Para unirse, muy cerca del Campo Azálvaro, con la Cañada Real Leonesa Oriental.

La trashumancia trajo consigo no solo un desarrollo económico, sino un desarrollo social con la inclusión de ciertas costumbres (tanto gastronómicas como de folclore) en las poblaciones que atravesaban. Así quedaron en el acervo de estas zonas algunas letras, poesías y cánticos que describen el paso de los pastores hacía tierras del sur. Algunas de estas canciones populares, de transmisión oral, han sido recogidas en Cancionero popular infantil español como aparece recopilado por Juan Hidalgo Montoya en su 7ª edición- Madrid : Ed. Música Moderna, D.L. 1993, o por J.P.Fitzgibbon Madrid : [s.n., 1955] que figura en el capítulo ‘Canciones Populares’. Esta obra en concreto ha sido recogida en el cancionero del popular cantante Ismael Serrano.

Ya se van los pastores a la Extremadura;
ya se queda la sierra triste y oscura.
Ya se van los pastores,
ya se van marchando;
más de cuatro zagalas quedan llorando.

Ya se van los pastores hacia la majada;
ya se queda la sierra triste y callada.

Lucerito que alumbras a los vaqueros,
dale luz a mi amante, que es uno de ellos.
Lucerito que alumbras a los pastores,
dale luz a la prenda de mis amores.

Felipe Gómez Gómez.


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