Crónicas Gabarreras 18
 Crónicas gabarreras:   Inicio > Anécdotas y Curiosidades > Chiquito de Valsaín o historias del abuelo (Javier Rodríguez Sánchez)  


Foto: Miguel Tebar

Esta es una historia de curiosidad infantil, de esas primeras investigaciones adolescentes durante el descanso estival en las calles de Valsain. Eran dos primos de 11 y 10 años, Raúl y Enrique, que estaban disfrutando del verano en casa de los abuelos. Querían conocer ese universo, inmenso para ellos, de las calles y las vidas de las gentes de Valsain. Ese día comieron deprisa y corriendo; tenían mucho por hacer aquella tarde. Después de comer se salieron a la calle a jugar haciendo de reporteros, llevaban una cámara de super 8 y con un trozo de una rama simulaban el micrófono.

Raúl grababa y Enrique era el reportero, el que entrevistaba. Correteando llegaron hasta el parquin del CENEAM esperando que llegasen personas para entrevistar. La suerte de aquella calurosa tarde hizo que un coche se aproximara. Su inocencia de adolescentes hizo que sin ningún rubor ni reparo se acercaran a ese coche. Estaban bajando tres personas. Su cara de sorpresa fue inmensa cuando los dos chiquillos comenzaron con su entrevista, pero no debió de ser muy efectiva por que terminaron riéndose y se separaron de ellos.

—Mira esas señoras que vienen por el camino, nueva entrevista a la vista —cuatro vecinas del barrio nuevo que iban con su paseo diario en dirección al CENEAM.

—Buenas tardes señoras, ¿van ustedes al centro de la naturaleza? —Vamos de paseo.
—¿Pero al CENEAM o por el pinar?
—¿Para qué lo queréis saber?
—Estamos haciendo una encuesta…para televisión Segovia.
—¡A mí no me grabéis! ¿Quién son estos?
—Son los nietos de la Benita.
—Anda, iros a jugar.
—Cambio y corto Ja ja... Creo que será mejor que lo dejemos. Vámonos a casa y le preguntamos al abuelo que nos cuente cosas de Chiquito de Valsaín y las escribimos.

—Abuelo, ¿quién era Chiquito de Valsaín?
—¡Que chicos estos! Os contaré alguna de sus historias. Era todo un personaje; un familiar mío por parte de mi madre, o sea, un “Fernández”. Era alto, delgado… era un vividor. Le toco ir a Cuba cuando la guerra en 1895. Después, cuando vino, se vendió tres veces para ir a la mili en sustitución de otras personas que tenían que ir a África. Cuando regresó se trajo una mora, que se quedó en la estación de tren en Madrid allí la dejó.

—Por Madrid estuvo mucho tiempo, no sabemos qué hacía o de qué vivía. Conocemos cosas sueltas como que se hizo pasar por torero con el nombre de Chiquito de Valsaín. Un día, cuando iba a comenzar la corrida salió el toro y él desapareció de la plaza; la gente gritando: “Que salga Chiquito, que salga Chiquito”, pero él no apareció más por la plaza.

—En otra ocasión se puso a pedir en la puerta de una iglesia haciéndose pasar por ciego, pero en esto que llegó una señora que venía a veranear a Valsaín y al verlo lo conoció, y cuando fue a hablarle salió corriendo, y las señoras que había por allí gritando: “Un milagro que ha hecho Dios”. »Otro día se acercó a un puesto de zapatillas que estaban vendiendo en la calle; se puso unas que le quedaban bien, se acercó al vendedor y le dijo: “Usted no ha visto a nadie correr con zapatillas nuevas, pues le va a ver ahora”, y salió corriendo y no se las pagó.

—En otra ocasión invitó a un pobre a comer en un restaurante, y después de comer le dijo al camarero:
— En este restaurante, ¿qué pasa si no pagas?
—Se le da una patada en el culo y a la calle —le contestó el camarero. —Pues démela.
—Y así os podría contar muchas más cosas.
—Cuando se vino de Madrid se casó con una señora muy bajita que se llamaba Teresa y la llamaban Teresina. Vivía en la calle quinta y era hermana de Valeriano de Miguel el padre de Carmen de Miguel. Ella estaba de vaquera en la zona de Vaquerizas y no bajaba en toda la semana al pueblo, así que se pasaba muchos días sin verle y tenía que preguntar a los carreteros: “¿Habéis visto a mi marido?”. En fin, todo un personaje.

Dedicado a mi padre, por su magia como abuelo. Los abuelos no desaparecen, simplemente se hacen invisibles.

 

Javier Rodríguez Sánchez.


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