Crónicas Gabarreras 13
 Crónicas gabarreras:   Inicio > Personajes > Augusto Arcimis, científico destacado y vecino de La Granja (Nicolás Ortega Cantero)  


Augusto Arcimís Wehrle (1844-1910) nació en Sevilla, en una familia acomodada de comerciantes, que se trasladó a Cádiz cuando tenía 4 años. Estudió la carrera de Farmacia y viajó por diversos países de Europa. Pronto se aficionó a la Astronomía y la Meteorología, campos que contribuyó decisivamente a introducir y desarrollar en España con criterios modernos.

En 1875, conoció en Cádiz a Francisco Giner de los Ríos (1839-1915) —fundador, en 1876, de la Institución Libre de Enseñanza—, que estuvo allí confinado desde abril hasta julio de ese año, tras ser expulsado de su cátedra en la Universidad de Madrid a consecuencia de la “cuestión universitaria” provocada por el ministro Orovio. Tuvo desde entonces una relación estrecha con Giner, y fue uno de los primeros accionistas de la Institución Libre de Enseñanza, donde fue profesor de Física y organizó un modesto observatorio astronómico y una estación meteorológica. Por su forma de pensar y actuar, por sus convicciones y aficiones, fue un acabado ejemplo de “institucionista”.

Francisco Giner y la Institución Libre de Enseñanza le apoyaron decididamente en el desarrollo de su dedicación científica. Gracias a ellos se fundó en Madrid, en 1887, siguiendo un proyecto elaborado por Arcimís, el Instituto Central Meteorológico, instalado en el Parque del Retiro, del que fue su primer director. Allí llevó a cabo Arcimís una labor sumamente importante, que supuso, entre otras cosas, la introducción en España de la Meteorología dinámica y de sus métodos de previsión meteorológica, la elaboración de los primeros mapas del tiempo, y la publicación, desde 1893, de un Boletín Meteorológico.

Al igual que otros institucionistas de su tiempo, como José Macpherson (1839-1902) y Francisco Quiroga (1853-1894), Augusto Arcimís tuvo una casa en La Granja de San Ildefonso, en el número 14 de la Travesía del Horno. Algunos años después de su muerte, en abril de 1910, sus hijas la donaron a la Institución Libre de Enseñanza, que la usó desde entonces para facilitar las excursiones de sus alumnos, y para que algunos institucionistas pasaran en ella los meses de verano.

Como buen institucionista, Augusto Arcimís sintió el atractivo del paisaje de montaña, al que se acercó en muchas de sus excursiones, que se centraron en numerosas ocasiones en la Sierra de Guadarrama. Algunas de ellas tuvieron una intención deportiva, otras respondieron a una finalidad científica, directamente relacionada con sus estudios meteorológicos, y en otras ocasiones mostraron un carácter familiar, con la frecuente participación de amigos y conocidos, incluyendo algunos de la familia del Rey.

Arcimís realizó además una notable labor fotográfica, de gran interés documental, que abarcó aspectos muy diversos: imágenes de la naturaleza y el paisaje, de ciudades y obras de arte, escenas familiares y costumbristas, de sus casas y sus lugares de trabajo. Se conservan 835 fotografías suyas, en vidrio a la gelatina y de formato estereoscópico, que generalmente tienen, entre las dos imágenes, breves anotaciones del propio Arcimís, en las que precisa el lugar y el nombre de lo fotografiado y, en ocasiones, la fecha. Muchas de esas fotografías se refieren a La Granja de San Ildefonso, con su palacio y sus jardines, y a Valsaín, con las ruinas de su palacio y su Real Taller de Aserrío Mecánico, que había comenzado a funcionar en 1884.

Nicolás Ortega Cantero.
Universidad Autónoma de Madrid.

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