Crónicas Gabarreras 13
 Crónicas gabarreras:   Inicio > Historia > De Doña Aderaço, el Convento Casarás y la Casa Eraso (Eduardo Juárez Valero)  


Foto: Javier RamosCasarás.

El pasado mes de enero concluía mi enésima investigación relacionada con nuestra querida tierra segoviana, esta vez, centrada en los orígenes del castillo de Turégano. En el transcurso de la misma, di con un documento datado en 1201 que me remitía a los orígenes de la población en el término de Valsaín. Emocionado por el hallazgo, rápidamente lo comenté con el Sr. Alcalde, con la directora del Adelantado de Segovia y, por supuesto, con mi buen amigo José Manuel Martín Trilla. El primero me pidió un informe del Sr. Cronista para los Señores Concejales del Real Sitio; la segunda, un artículo para el diario; el tercero, una contribución a esta maravillosa revista, verdadera memoria de lo que fue y será Valsaín.

El, documento en cuestión, validado el 3 de enero de 1201, mostraba una donación hecha por una señora llamada Doña Anderaço al hospital que ella y su marido habían construido en las cercanías del paso de la Fuenfría (1). Esta dama entregaba un molino en las cercanías del río Molinos para usufructo y sustento del hospital citado. Como es lógico, nada más leer aquel documento, vino a mi mente el tan conocido por todos Convento Casarás, de modo que me lancé a la búsqueda de más documentos relacionados con aquella donación y aquella misteriosa mujer.

He de reconocer que, gracias a la preservación de nuestros fondos documentales segovianos, me fue sencillo encontrar un buen grupo de documentos que me permitió dar profundidad a aquella noticia acaecida en un aún desconocido Valsaín. Así, hasta cinco diplomas del Archivo Catedralicio y uno del Diocesano relataban las donaciones hechas por aquella dama y su esposo a la diócesis segoviana (2).

A través de aquellos documentos pude descubrir que la tal Doña Anderaço era la esposa de Gutierre Miguel, noble caballero segoviano de gran esfuerzo y dedicación a la causa del rey Alfonso VIII de Castilla. Este monarca, durante su minoría, sufrió de un más que cierto peligro para su vida, típico para casi todos cuantos reyes niños existieron en el medievo. En la defensa de su dignidad y causa durante la niñez y en la colaboración guerrera en los años de juventud, el caballero segoviano se distinguió al servicio de su señor, lo que le procuró no pocas donaciones y señoríos, como señalan las crónicas de aquella época. Entre las citadas dignidades, el Señorío de Espirdo y el oficio real de Portero Mayor del Rey.

Tanto beneficio le obligó, seguramente a petición piadosa de su señora esposa, a revertir parte de aquella riqueza en beneficio del común, haciendo honor a la caridad cristiana. Además de la creación de la citada capellanía en la catedral de Santa María de Segovia, no la actual, sino la que estaba junto al alcázar, destruida durante la Guerra de las Comunidades, decidieron construir un hospital en el puerto de la Fuenfría o Fonte Frígida, según reza en el documento en cuestión datado en el año 1195.

Ahora bien, el conocido como hospital de la Fuenfría era, más que refugio para enfermos, una venta en las cercanías del puerto que daba cobijo a los paisanos en el peligroso cruce de la sierra. No hay que olvidar que éste era el paso más frecuentemente usado para superar la sierra hacia los territorios segovianos en la frontera, más allá de la sierra del Guadarrama. De modo que, más que hospital, habría que llamarlo albergue. Al estar la documentación en el archivo catedralicio y diocesano, parece evidente que, tras la muerte de Gutierre Miguel, finales del siglo XII y la posterior de su esposa, Doña Anderaço, la titularidad del hospital pasó a la diócesis segoviana. No resultaría descabellado pensar que, además de su uso como albergue, la diócesis le diera utilidad de cenobio, dada su situación idílica en mitad de la montaña, alejado de la ciudad. Es lógico, por tanto, que a mi cabeza llegara rápidamente una evolución etimológica de Casa de Anderaço a Convento de Anderaço, Convento de la casa de Anderaço, Convento Casa Anderaç a, finalmente, Convento Casarás.

Foto: Javier RamosUbicación antigua Venta de Fuenfría.

El albergue en cuestión debió funcionar hasta finales del Medievo, cuando la Diócesis de Segovia construyó, sobre la ruinas del viejo hospedaje, una venta y alojamiento para viajeros en el terrible paso de la Fuenfría. Tan complejo y difícil era aquel paso y tan avejentada y concurrida la venta, que Felipe II tomó la decisión de construir una albergue a su medida a finales del siglo XVI, gobernado por su oficial, Francisco de Eraso y construida por el arquitecto real, Gaspar de Vega, según cuenta el artículo de Gregorio de Andrés (3), conocido de sobra por los lectores de esta estupenda revista. La Casa Real del paso de la Fuenfría, retratada al detalle en uno de los cuadros existentes en el monasterio de San Lorenzo del Escorial, continuó en servicio hasta el siglo XIX, ya abandonado el paso de la Fuenfría desde principios del XVIII tras la apertura del camino de Navacerrada por el arquitecto de Felipe V, Juan de Villanueva.

No obstante, el nombre de Casarás perduró durante todo aquel tiempo, incluso refiriéndose a la Casa Real de Felipe II, y perdura en la memoria de los paisanos de este Real Sitio, a los que se hace muy arduo el nombre de Casa Eraso, más acorde a su realidad histórica. Cuentan las malas lenguas que Pascual Madoz, en su afán por censar cualquier propiedad pública con vista a ser desamortizada, engendró el topónimo de Casarás tras escuchar las historias de los vecinos de Valsaín. Cuesta creer que tal ocurrencia de tan poco afamado político pudiera trascender a la memoria y acervo cultural del término de Valsaín en la medida que lo hizo y hace en la actualidad. Desde luego, comprendiendo la tradición de los topónimos del Real Sitio, perdidos en la noche de la memoria de la Alta Edad Media, es complicado que se aceptara uno tan novedoso para algo tan antiguo. De haber sido así, no se hubieran conservado valles del santo, San Ildefonso o Cerro del Puerco, por citar alguno de los más antiguos.

Por tanto, no me cabe duda de que por Convento Casarás debemos recordar el hospedaje de Gutierre Miguel y su Señora Esposa, Doña Anderaço. Y, mucho más importante aún, que el poblamiento del bosque de Valsaín fue muy anterior a aquella vieja referencia del tratado de montería de Alfonso XI, que situaba la primera referencia al término en el año 1345. Documentos como el aquí citado de 1195 y el posterior, de finales del XIII, ya comentado en estas páginas, nos obligan a remontar la presencia de paisanos segovianos en el término de Valsaín desde finales del siglo XII, desmontando cualquier teoría peregrina de repoblamiento del Real Sitio durante el siglo XVI.

No obstante, seguiré ojo avizor, atento a la documentación alto medieval, buscando un origen claro del asentamiento en el bosque de Valsaín que permita datar de una forma científica la presencia continuada de sociedades humanas en el Real Sitio a principios del siglo XII, como piensa este humilde Cronista.

Si José Manuel y Mayte me lo permiten, os mantendré puntualmente informados.

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(1) Archivo de la Catedral de Segovia (ACS), Alfonso VIII confirma la donación hecha por Doña Anderaço al hospital de la Fuenfría. 3 de enero de 1201. Caja 3, nº 7.

(2) Archivo de la Diócesis de Segovia (ADS), Contratación de misas por parte de Gutierre Micahelis y su esposa, Doña Anderaço, en la Catedral de Segovia. 1195. Pergamino 14. ACS, Alfonso VIII dona heredad a Gutierre Miguel y Doña Anderaço, 31 de marzo de 1174. Caja 2, nº 15. ACS, Alfonso VIII confirma la donación de una capellanía por parte de Gutierre Miguel y Doña Anderaço, 13 de mayo de 1187. Caja 2, nº 22. ACS, Gutierre Miguel y Doña Anderaço donan 200 áureos para sufragio de la capellanía, 1195. Citado por Diego de Colmenares, Historia de la Insigne Ciudad de Segovia, Vol. I, pp. 314-315. Documento perdido. ACS, Alfonso VIII dona dos yeguadas de tierra de año y vez a Gutierre Miguel por los servicios prestados, 18 de octubre de 1166. Citado por Diego de Colmenares, Historia de la Insigne Ciudad de Segovia, Vol. I, pp. 299-300.

(3) Andrés, Gregorio de, “La casa Eraso (Casarás) del Puerto de la Fuenfría”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 7 (1971), pp. 149-154.

Eduardo Juárez Valero (Cronista oficial del Real Sitio).

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