Crónicas Gabarreras 13
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Foto: Crónicas Gabarreras

Hace poco más de un mes, el 20 de julio, se cumplió el primer aniversario de la muerte de un buen amigo: el entrañable Juan Antonio Marrero.

Todo el pueblo asistente a la presentación del nº 15 de “Crónicas Gabarreras”, a fines de agosto de 2016, manifestó su pesar por tan sensible pérdida, incluida la mesa de ponentes y nuestro alcalde José Luis Vázquez.

Cuarenta y dos años después de su “descubrimiento” de Valsaín y La Granja, como él mismo decía, nos dejó para siempre, con tan sólo 73 años.

¿Qué puedo decir que no conocieseis vosotros? De su personalidad, charlando con él o escuchándole, nos transmitía lo principal: su bonhomía, su interés por la cultura y su sentido del humor, y, además, un gran deseo de contarnos historias, anécdotas, de las que siempre podíamos aprender algo. Oyéndole y leyendo alguno de sus escritos, podíamos revivir épocas pasadas que describía magistralmente, haciéndonos sentir casi las vivencias que contaba.

Cuando murió su esposa Ramona, hace unos ocho años, yo le ofrecí integrarse en el grupo cultural “Madroño”, que formé en Madrid con unos amigos y amigas en la primavera de 1983. Tardó un año en decidirse, pero finalmente aceptó la invitación y se sumó a nuestras reuniones y actividades, compartiéndolas hasta que una desafortunada caída le postró en cama y le obligó a permanecer en casa desde principios de 2016 hasta el momento de su óbito.

Es por esto por lo que, a mis comentarios, quisiera añadir los de los componentes de ese grupo, que le conocieron y trataron durante varios años.

Así, Nieves del Río, una de ellas, profesora de Música, dice: “A pesar del poco tiempo que pudimos disfrutar de tu compañía, has dejado en nuestro grupo un gratísimo recuerdo. Nos ofreciste tus experiencias y conocimientos. Con tu charla, siempre amena e interesante, nos trasladaste a otros momentos de la vida. Nos hablaste de personajes, lugares, libros… Nos dejas con las ganas de aprender más de ti. Al menos podemos estar satisfechos y orgullosos de haber compartido contigo algunas tertulias en el café, agradables paseos en las excursiones y unas cuantas buenas comidas. Siempre estarás entre nosotros. Los buenos recuerdos no se olvidan.

Ricardo Valencia (pedagogo, exprofesor de Educación Física y experto en Sihatsu): “Me pareció un hombre culto, algo solitario y al que, en nuestro grupo le dimos amistad y afecto. Me apenó mucho su muerte.”

José Antonio Jiménez (Técnico del Banco de España): “Fue un pionero de los inexplorados territorios de la recién nacida Televisión Española, de lenguaje florido y amplia cultura; siempre tuvo en alta estima los paisajes de la Sierra del Guadarrama, hasta el punto de pasar largas temporadas en el Real Sitio de La Granja, paseando por sus jardines.”

Julia Prieto (psicóloga y ex-empleada del BBVA): “Juan Antonio Marrero era un hombre grande, no sólo de cuerpo, sino también de espíritu, que se sintió orgulloso de lo que había hecho y que disfrutó haciéndolo desde sus inicios en el Colegio del Pilar en Madrid, hasta su paso por la recién creada entonces Televisión Española, donde trabajó con relevantes figuras. Pero sobre todo era un gran narrador de historias, de testimonios sacados de su propia aventura de vivir. Sus relatos siempre eran atrayentes. Gran conocedor de personajes de la vida pública, de la geografía española y de sus costumbres. Seducido por la provincia de Segovia, nos trasladó esta afición en sus charlas.”

Miguel Ángel Mateos (ex-profesor de Secundaria y psicólogo): “Era un narrador extraordinario. Comunicaba sus sentimientos y experiencias a través del diálogo narrativo. Esto era una cualidad destacada en su manera de ser. ¡Era un buen hombre!”

Y yo añado: «Como nos decía Machado, era…” en el buen sentido de la palabra, bueno”.

Ya podéis ver lo que de él opinaban los que le tratábamos estos años. Sumad a esto vuestra propia experiencia y la de sus amigos y conocidos. Y todo esto os dará una semblanza de este amigo de Valsaín y de tanta gente, que nos dejó, pero aún sigue con nosotros, supervisando nuestro camino y… ¡quién sabe si guiando nuestros pasos...! ¡Gracias, compañero!

En estos años tuve la oportunidad de visitar en varias ocasiones tu casa de La Granja y la de Madrid. Ambas tenían un patrimonio bibliotecario, documental, de obras pictóricas y escultóricas que les conferían un cierto aire museístico. Por eso, llegada la hora de tu muerte, y dado que siempre tuviste la intención de transmitir un legado cultural a Valsaín o La Granja, junto a tu cuñado Alejandro, le hemos planteado al Ayuntamiento del Real Sitio, la posibilidad de crear una Fundación que lleve tu nombre, donde todos estos fondos estuviesen a disposición de los vecinos y visitantes. De momento, el Municipio se ha hecho cargo de dichos fondos y tratará de encontrar un local adecuado para dichos fines.

Foto: Crónicas Gabarreras

Elegía a un gabarrero honorífico.

Te has ido pronto, amigo, te llora nuestro valle.
La Granja y Valsaín recuerdan tu figura
de sabio despistado, paseando por la calle,
captando de la vida e inspirando ternura.

Aunque de origen guanche, canario de Las Palmas,
supiste acostumbrarte al fresco de esta tierra;
con tu cálido verbo entraste en nuestras almas
como en tu pecho entraba el aire de la sierra.

“Crónicas Gabarreras” te va a echar mucho en falta.
Tu texto y tu palabra cada verano hacían
más rica su lectura y su calidad muy alta.
Anécdotas y bromas que al pueblo divertían,

en las presentaciones que protagonizabas,
tendrán un sitio siempre aquí en nuestra memoria,
renacerán perennes, ahora que tú te acabas,
que nos dejas y te vas camino de la gloria.

Ya estás junto a Ramona, tu dulce compañera,
con la que descubriste, hace cuarenta años
La Granja, sus parajes y a esta gente sincera
que nunca en Valsaín os trató como a extraños.

Ella te reservaba un sitio en las estrellas,
y aunque ahora esté la pena y, por tu adiós, el duelo,
nos reconforta saber que en estas noches bellas
en el azul profundo, nos miráis desde el Cielo.

Los libros que donaste para nuestro colegio
darán vida a tu sueño de repartir cultura:
los niños y las niñas tendrán el privilegio
de disfrutar leyendo el cuento o la aventura.

Conocías las fuentes, también los manantiales,
Gozaste de la pesca, de rutas y senderos,
del bosque y sus rincones, de las fiestas locales,
de historias que escuchabas a viejos madereros.

Querías completarnos la tuya este verano,
con letras permanente tu historia ya está escrita
y, aun lejos de este mundo, te sabemos cercano.
No sufras, Juan Antonio, no faltas a la cita.

Tiembla mi mano cuando te escribo estas palabras.
Yo sé que tus amigos que quedan en el mundo,
las puertas celestiales esperan que le abras.
Aguarda a que lleguemos, danos un sí rotundo.

En reconocimiento a tu amor por estos lares
se pudo haber nombrado, de honor, un gabarrero;
pasaste mucho tiempo ensalzando lugares,
personas y costumbres… ¡Estimado Marrero!

José Carlos Sancho Fernández.

©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com