Deseo que figure en primer lugar un sincero y profundo recuerdo para dos personas que participaron de manera a destacada en las “obras de teatro” que, en la segunda a mitad de la década de los años cincuenta del pasado siglo veinte, se representaron en Valsaín y que ya no están entre nosotros:

Don Gaspar, quien todos recordamos con cariño, y que en aquellas actividades fue la figura fundamental como director de escena y maestro de un grupo de personas más o menos jóvenes, metidos a “actores” con mucha voluntad y escasos o nulos conocimientos del teatro. Nosotros nos aprendíamos nuestros “papeles” y poníamos todo nuestro interés en representarlos, pero era Don Gaspar quien corregía, mejoraba y daba el toque final a los mismos. Todo ello con una paciencia enorme digna de un gran agradecimiento.

La otra persona fue Lorenzo “Tocino” que tuvo una participación destacada en la actividad teatral. Me he enterado hace relativamente poco tiempo de que había terminado su vida terrena y pasado al “Más Allá”.

Si hay alguien más en idénticas circunstancias que no señalo por desconocimiento, ruego se me perdone.

Quisiera que esta modesta aportación mía a Crónicas Gabarreras sirviera para recordar a las personas jóvenes y en los comienzos de la madurez, que en la época a la que nos referimos prácticamente no había más medios de entretenimiento que las novelas que se emitían por al radio; novelas de diverso contenido, y tebeos –cómics actuales- que se alquilaban y una vez leídos se devolvían y poco más.

Recordemos especialmente las radio-novelas, algunas de las cuales se alargaban en el tiempo a base de capítulos y más capítulos. Las personas con una cierta edad recordarán los nombres de personajes radiofónicos, que tenían tanta fama como hoy tienen jugadores de fútbol o personajes que aparecen en las revistas del corazón, por citar algunos ejemplos.

Como consecuencia, las obras de teatro, que en nuestros pueblos se representaban de cuando en cuando, servían para romper una cierta monotonía socio-vivencial y, al mismo tiempo, tenían de importante que todo lo relacionado con esa actividad era de producción propia.

Se entiende que en la actualidad hay muchas formas de ocupar el tiempo, más o menos amplio, que llamamos libre, pero aun a riesgo de meterme en camisas de once varas, me atrevo a sugerir la posibilidad de que se pudiera formar un grupo de teatro -más o menos numeroso-, que llevase a cabo representaciones, bien a nivel local o participando fuera de la localidad, tanto en la capital como en la provincia. Y quién sabe si se podría llegar a salir fuera de las fronteras de la misma.

Quiero dejar constancia de mi sincero agradecimiento por darme la oportunidad de aportar mi granito de arena al contenido de Crónicas Gabarreras.

No soy nacido en Valsaín, pero como si lo fuera. Como expresa el dicho popular: “No solo es de donde se nace; también se es (seguramente mucho más en algunos casos) de donde se pace”.

Llegué a Valsaín con diez años y los veinte que viví allí son inolvidables.

Quien vive un tiempo más bien amplio en Valsaín, sobre todo en las primeras etapas de la vida, se le mete en la sangre un nuevo componente que es imposible eliminar. En mi caso, ni puedo eliminarle, ni quiero; me siento muy feliz y satisfecho considerándome de Valsaín.

No sé si hay que solicitar autorización para ello en algún sitio. Si fuera así, espero y agradeceré se me haga saber para presentar la solicitud de inmediato.

Valsaín es BUENTA TIERRA Y BUENA GENTE.