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Foto: Pilar García

En memoria de mi padre Don Pablo García y de todos los guardas forestales que trabajaron en los montes de Valsain.

En su revista se habla asiduamente de las familias gabarreras, por eso creo que tendría también que hablarse de la figura del guarda forestal. Eran años difíciles y ellos, ante todo, cumplían con su deber de defender y velar por estos pinares.

Foto: Crónicas Gabarreras

Cuando los guardas denunciaban no era por recoger ramas secas sino por cortar leña o incluso pinos verdes en zonas donde estaba prohibido. Siempre había una zona donde ir a la corta, pero a veces era más cómodo quedarse cerca y cortar lo primero que se encontraba. ¿Qué hubiera sido hoy de nuestros pinares si nadie los hubiera regulado?

Foto: Pilar García

Referente a mi padre, cabe decir que él era hijo de Valsain. Y no porque fuera mi padre, diré que fue un gran hombre, una persona seria, trabajadora y muy formal. Le costaba denunciar aun sabiendo que lo tenía que hacer, pero como trabajador lo hacía. No obstante, a los pocos días, como persona bondadosa que era, permitía a más de uno recoger sus hachas y sogas para poder volver al monte no sin antes haber sido advertido.

Puede que algunos gabarreros se acuerden de él, ya sea para bien o para mal, y por ello mis hermanos y yo seguimos manteniendo contacto con alguno de ellos a pesar de que todos éramos muy niños.

En los artículos que he leído en la revista referentes a la gabarrería, se hace referencia a las múltiples peripecias que han pasado gabarreros y guardas. Yo recuerdo a mi padre por tener mucho amor propio. Vivíamos, como otros guardas, en mitad del bosque y, a pesar de la dureza de los inviernos, no nos faltó la leña en casa. Tan sólo pudimos pasar frío al bajar al colegio en época de nevadas y aquello era inevitable.

Fue un padre tan extraordinario y tan bueno que toda la vida le estaremos y estamos recordando.

Atentamente.

Pilar García Martín.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com