Piel curtida del frío y del calor,
preparado ya está.
El hacha cogió con la fuerte mano
y con la otra el ramal,
Ves gabarrero, que te espera el Pinar.

Nieve, niebla, lluvia, sol,…
él sube por caminos y veredas,
nada se le opondrá.
Mientras amor en su regazo lleve,
su valor demostrará.

A golpes con el hacha hace la leña,
muchos ojos le miran,
simpáticos animales del valle,
¡amigos en libertad!
Tarea terminada y a cargar.

Por fin vuelta a casa,
el murmullo de los arroyos crece
huele a humo de hogar,
el pueblo se divisa a lo lejos.
Tu familia te espera.

La mujer, sonriente, sale a su paso,
sus pequeños juegan.
Ya el camino se hace más llano.
¡Qué sosiego, qué paz!
En el fogón está tu vino y tu cena.

Mañana de otoño gris.
Los animales del Pinar están tristes,
los arroyos lloran,
desaparecen sendas y veredas,
el tiempo se revuelve.

Una pobre mujer con rabia llora,
sus pequeños duermen.
Ya, el camino se hace más duro
¡Oh Señor ten piedad!
En el pequeño fogón todo se queda fijo.

Suenan las campanas.
El pueblo se pregunta ¿qué ha pasado?
¡Dios mío, qué pena!
El Pinar otro hijo se ha llevado
con la Virgen del Rosario.

José Luis Peinador Valdenebro.