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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Anécdotas y curiosidades >  Los chozos de atrás (Antonio Salamanca Yagüe).  


Foto: Teodora Galindo

Les voy a contar los recuerdos que tengo de una serie de casas hechas básicamente de barro, piedra y madera que conocíamos con el nombre de “chozos”.

Paralela a la carretera, a la derecha según vamos a Valsaín, había una fila de casas y detrás había otra. A esta última es a la que me voy a referir, así como a las gentes que las habitaban, todas ellas gentes de bien, humildes y, sobre todo, trabajadoras. Yo, que nací y viví diecisiete años en uno de estos chozos, los conocía bien. Carecían en su mayoría de agua corriente, de servicios (los servicios eran la Cuesta de la Presa), y de luz algunas veces.

Voy a comenzar por la “Cuesta de la Señora Jacoba”, donde esquiábamos en el invierno. En primer lugar, vivían José Pajares y Bernardo Pajares (éste tenía un hijo que le llamábamos “Jezabé”).

A continuación, tenían una casa Martín (“Pulga”) y la Señora Felipa. Detrás de ellos vivía el Señor José y la Señora Pepa, y más atrás habitaban Eduardo Alonso (“Bigotes”) y Mercedes.

Después de un callejón, vivían Cándido Bayón y la Señora Agapita, detrás vivían Martín Bayón (el zapatero) y Micaela, y, más atrás vivían Valentín Pérez e Isabel.

Foto: Guillermo Martín Manso

Seguidamente estaba la charca donde lavaban la ropa, justo detrás del Bar del Señor Tomás (que era el cartero). Junto a la charca estaba la “Cuesta de los Americanos”. Aquí comienza la calle de Las Acacias, y vivían en el número uno Pedro Nogales (Pedroles) y la Señora Encarna, detrás Antonio “Melena” y la Señora Eulalia, y más atrás la Señora Asunción con su hijo José Antonio (que fue alcalde de Valsaín), y Pilar (“Chiqui”).

Tengo que comentar que los siguientes chozos estaban construidos adosados y separados por un callejón, la mayoría.

El Señor Paco Martín (“Cirolín”) y la Señora Eugenia vivían en el siguiente, y detrás la Señora Berta y su hijo Paco; vecinos de éstos eran Severiano Salamanca y Esperanza, que son mis padres.

Siguiendo la calle, vivía Isidoro Gómez (“Tío Chirolo”) y la Señora Teodora, y detrás vivían Ambrosio Herrero (“Legionario”) y Juliana, que son mis padrinos. Su vecina era la Señora Eloísa, que vivía allí con el Señor Sergio y la Señora Magdalena. Después vivió Pío con su familia, y Manolo Herranz y Mili.

Luego había una casa sola, donde vivía Fuencisla (“Pochila”). Aquí vivieron también Santiago Martín y Mari; y Antonio Morillo y Sacramento.

A continuación vivía el Señor Ceferino Alberola y la señora Dolores, y a su lado lo hacían Sebastián Cabrejas y la Señora Margarita.

Más arriba de la calle vivían mis abuelos, Miguel Salamanca (“Tío Casono”) y mi abuela Teodora. Con ellos vivía mi tío Germán (“Chiri”). La vecina era la “Tía Celestina”, que tenía un Bar en la Plaza de Valsaín.

Después vivía el Señor Flores de Frutos (“Tío Morucho”) y la Señora Clara, y junto a su casa, Antonio García (“el de Palazuelos”) y Mari, que pusieron una carnicería.

Comenzando a bajar la calle, vivía la Señora Anita(“la Pipera”), con su hija Goya y su yerno Bernardino (“Tío Arribas”), sus vecinos eran el Señor Domingo (“Tío Granero”) y la Señora Dominga.

A continuación vivían Julián Sastre, más debajo de la calle vivía la Señora Wenceslaa y, vecinos de ésta eran Eusebio Martín (“Fúñigo”) y la Señora Rufina. Detrás vivieron, que yo recuerde, el Señor Abundio y la Señora Antonia, Juanito “Piruya”, Fernando “Ligero”, y Franco, con sus familias.

Después vivía el Señor Tomás Artola (“Tío Boyero”), y la Señora Carmen, y al lado Emilio García (“Tío Emilín”) y Goya, que tenían una hija que se llamaba Marisa y era minusválida.

En el siguiente chozo vivía Pablo Mantecas (“Carnaval”). Después Agustín Merino y la Señora Carmen, que tenían una tienda de ultramarinos. Vecino de éstos era “Dorda” (desconozco su nombre) y era el electricista del pueblo..., andaba con la escalera a cuestas todo el día.

Luego, había un solar donde, seguramente, había construidas algunas casas más. A continuación, llegamos donde vivían el Señor Esteban y la Señora Josefa, que tenían una tienda donde vendían de todo un poco. Allí también vivían Nemesio Goya y la Señora Basilia.

Al lado había una puerta que llevaba a una guardilla, donde vivían el Sr. Domingo y la Sra. Dominga, y luego Zacarías Alonso (“Carías”) y su familia. Bajando unas escaleras vivía Benito y la Señora Adoración, que tenían una carnicería. Junto a ella había un almacén de pienso y, al lado, vivían la Sra. Concha “Cirolina”, Ángel Martín (“Cirolín”) y Peli.

Por último, había una casa que daba al Arroyo de La pradera, y que los únicos que he conocido allí viviendo han sido Raúl García y Feli. Seguramente vivió más gente, pero no lo recuerdo.

Para terminar, quiero decir que todo esto que he escrito, lo he hecho con todo el cariño y respeto que merecen todas las personas que aquí se nombran, muchos de los cuales no lo van a poder leer, y a ellos los dedico este pequeño relato. Que descansen en paz.

Antonio Salamanca Yagüe.


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