Crónicas gabarreras: Inicio > La Escuela > El Colegio de las niñas del Torreón (Eduardo Juarez Valero). |
En este inusual año, donde las efemérides han quedado aplastadas en el olvido por el torrente de funestas consecuencias asociadas a la terrible pandemia, resulta esperanzador volver la vista hacia atrás para recuperar algo de ese pasado unido al Paraíso del Real Sitio Primitivo. Y entre esos recuerdos del pasado, ninguno más alentador que el cumplido este año con la instalación del colegio de Valsaín hace medio siglo.
Es significativo, sin duda, que tan solo hayan pasado cincuenta años de la consolidación de unas infraestructuras educativas en el núcleo de Valsaín y la Pradera de Navalhorno. De hecho, la lucha de los vecinos del Real Sitio para conseguir consolidar un asentamiento educativo en el entorno responde a un proceso repetido en todo el territorio nacional del que Valsaín es un ejemplo significativo. Dicho de otro modo, en Valsaín ha habido todo tipo de proyectos educativos con el objetivo de que las clases sociales populares accedieran a la alfabetización como principio para mejorar la calidad de vida de la nación.
El primer proyecto reseñable fueron los proyectos educativos iniciados durante el siglo XVIII, siendo rey Carlos III, que trataban de establecer un modelo que formara mejor la sociedad, con especial interés en el caso de las mujeres. Para ellas había un proceso formativo específico, orientando el aprendizaje hacia lo que llamaban las labores propias de su sexo, que llevaría al rey a destinar parte de los recursos incautados a la Compañía de Jesús tras decretar su expulsión a la creación de escuelas de niñas allí donde estimaron que eran precisas (1). Desgraciadamente, la decreciente población de Valsaín y la poco asentada en la Pradera de Navalhorno no facilitó que las políticas educativas de la Ilustración llegaran hasta el Real Sitio Primitivo. Es más, la inexistencia de un ayuntamiento hasta el 22 de mayo de 1810 (2) impidió que durante el siglo XVIII se desarrollara política educativa alguna en el territorio, al menos desde el punto de vista público.
En el siglo XIX, con el asentamiento
del Estado liberal, el ayuntamiento
del Real Sitio pudo disponer de
escuelas de primera enseñanza,
así como de Junta de Instrucción
Pública, que facilitara la alfabetización
de los habitantes del Real Sitio
Primitivo. No obstante, la ubicación
de las primeras escuelas públicas
en el término de Valsaín se antoja
complicado de especificar dada la
mala calidad de las construcciones
y su dependencia del tratamiento
dado a los restos del Palacio Real
del Bosque de Segovia. De hecho,
el traslado de la corte del Palacio
reconstruido por Teodoro de Ardemans
a principios del XVIII a las
nuevas dependencias regias de La
Granja dio paso al abandono progresivo
del antaño gran palacio de
los Habsburgo, a pesar de las ocupaciones
de los escultores durante
las obras y al uso testimonial dado
por Carlos III para tropa y diversas
industrias como la maderera ya a finales
de siglo, durante los primeros
años del reinado de Carlos IV.
Sin embargo, no sería hasta finales
del siglo XIX que constituyera
la posiblemente primera infraestructura
educativa en Valsaín con
la compra de los restos del Palacio
Real por parte de la reina María
Cristina de Habsburgo-Lorena,
consorte de Alfonso XII y regente
de su hijo, Alfonso XIII. Allí, en uno
de los torreones, se estableció una
escuela de primeras letras para niñas,
después de que en 1868 las
ruinas del palacio experimentaran
una reconstrucción parcial tras pasar
a manos particulares como demuestran
las acuarelas de Martín
Rico (3). Nada extraño si se tiene en
cuenta la presencia de Augusto Arcimís
en el Real Sitio desde finales
de siglo, residente en la Travesía
del Horno de La Granja de San Ildefonso.
Tanto su presencia constante,
la relación que mantuvo con estudiantes de la Institución Libre
de Enseñanza y la entrega del citado
edificio por parte de sus hijas a
la Institución para el uso docente
tras su muerte en 1911, provocaron
una activación más que evidente
del esfuerzo educativo en el
Real Sitio.
En esa línea de progreso docente
hay que comprender la presencia
del proyecto de Misiones Pedagógicas
liderado por Manuel Bartolomé
Cossío. Frecuente vecino
del Real Sitio, se le dedicó popularmente
el nombre de una de las
puertas del Jardín del Rey, precisamente
la que conduce hacia el
Real Sitio Primitivo, donde acaba
la Calle de Valsaín partiendo desde
la fachada principal del Palacio
de La Granja. En torno a 1929
debieron empezarse las obras de
constitución de las escuelas públicas
primitivas de La Granja y, por
supuesto, de Valsaín. Sitas en las
cercanías de la plaza, las escuelas
de Valsaín, así como las existentes
en la plaza del Matadero de La
Granja, se beneficiaron de la política
educativa desarrollada a finales
de la década de los treinta, siendo
iniciada su construcción con
un crédito del Banco Español de
Crédito de 84000 pesetas a costa
del propio ayuntamiento y del Ministerio
de Instrucción Pública. La
presencia veraniega del presidente
de la República en el Palacio Real
de La Granja y el traslado estacional
de parte del gobierno, dio a los
diferentes alcaldes la posibilidad
de reclamar fondos para la consolidación
de las infraestructuras
escolares públicas en ambos
términos del municipio, pudiendo
construirse dos grupos escolares
en Valsaín, uno para niños y otro
para niñas, sin existir separación
por grados en ninguno de ellos (4).
Desgraciadamente, los sucesos
bélicos acaecidos en el Real Sitio
durante los meses de mayo y junio
de 1937 conllevaron la destrucción
de las escuelas de Valsaín, cuya
constitución tanto esfuerzo habían
conllevado. No sería hasta el final
de la guerra y la construcción del
Barrio Nuevo Anejo a Valsaín desde
1943 a cargo del Servicio Nacional
de Regiones Devastadas que
Valsaín pudo disfrutar de un nuevo
centro educativo que consolidara
la población. Obviamente, el testigo
ha sido felizmente recogido
por el actual centro, demostrando
con el merecido éxito de su praxis
docente que en este Paraíso hay
otras joyas dignas de admiración.
Básicas para la conformación de
una comunidad comprometida
con el respeto y la preservación de
un entorno singular, las escuelas
de Valsaín han demostrado que, a
pesar de las dificultades, se puede
mostrar a cada vecino que hay
un Paraíso en su interior y que es
en el espacio público donde debe
asentarse el faro que conduzca a
los jóvenes habitantes del Real Sitio
por la senda del conocimiento y
la educación. Sin ninguna duda, el
único camino posible para lograr la
preservación del Paraíso en el que
tenemos la suerte de vivir.
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(1) ORTEGA LÓPEZ, M., “La educación de la mujer en
la ilustración española”, en Simposium internacional
sobre educación e ilustración, Madrid, Ministerio
de Educación y Ciencia, 1988, pp. 193-218.
(2) JUÁREZ VALERO, E., “La paradoja de un Real Sitio josefino: la instalación del primer ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso durante la Guerra de la Independencia”, Estudios Segovianos Tomo LV nº 112 (2013) pp. 325-351.
(3) ORTEGA LÓPEZ, M., “La educación de la mujer en la ilustración española”, en Simposium internacional sobre educación e ilustración, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1988, pp. 193-218.
(4) JUÁREZ VALERO, E. “La paradoja de un Real Sitio josefino: la instalación del primer ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso durante la Guerra de la Independencia”, Estudios Segovianos Tomo LV nº 112 (2013) pp. 325-351.
Eduardo Juñarez Valero.
Cronista Oficial del Real Sitio.