En este inusual año, donde las efemérides han quedado aplastadas en el olvido por el torrente de funestas consecuencias asociadas a la terrible pandemia.

Eduardo Juárez Valero.

Nunca olvidaré el primer día que fui a la escuela de Valsaín. Tenía cinco años y no quería ir de ninguna manera; mi madre tuvo que correr detrás de mí para cogerme, y yo lloraba sin consuelo.

Francisco Martín Trilla.

A 14 km de Segovia se encuentra enclavado Valsaín, un pueblo con cerca de 1000 habitantes y gran tradición deportiva. Sin embargo, se encuentra prácticamente paralizado en cuanto a actividades deportivas se refiere.

Paulino González
1976 (Diario de Castilla).

Tomás España Blanco y Valentina Bermejo Heredero* llegaron a Valsaín un mes de febrero de 1941 procedentes de Turégano.

Evelio España.

Había pasado la Nochebuena y se terminaba el año 1945, cuyo invierno era, según los viejos del lugar, uno de los más fríos que ellos habían conocido, aunque todavía no había nevado en el valle, pero sí en las alturas.

Pedro Merino García.

Yo soy un hombre mayor, pero tras profundas reflexiones tengo la sensación de que mis sentimientos no cambian con la edad. Por fin me he decidido a escribir la historia de este hombre en el retiro, y me he encontrado a gusto.

Conrrado Martín Merino.

Cincuenta años son años, allá por mil novecientos setenta, se inauguró esta escuela en el barrio de La Pradera.

Eutiquio Caneda Herrero.

Pues así, con más valor que Joselito, Belmonte y José Tomás, todos juntos, me atrevo a utilizar como enunciado
de este escrito, el título de unas de las mejores películas del director de cine Federico Fellini.

Guillermo García Bayón.

Aunque la escuela en Valsaín existe desde hace muchos más años, ya hemos cumplido los 50 años desde que lleva ubicada donde ahora la vemos.

Pilar Inclán Llorente.

Se iniciaba el verano de mis 16 años recién cumplidos, cuando Angelines “la de la tienda” le preguntó a mi madre si yo daría clase a sus hijos, ya que tenían unas tareas pendientes para septiembre.

Mari Carmen Melero Sastre.

Hace ya nueve años que fui a visitar el colegio de Valsaín con el Inspector de educación, pues me iban a nombrar directora al finalizar el mes de junio.

Azucena Jiménez.

Ya el camino al colegio era toda una aventura. Primera parada: casa de Sara Sanz Callejo, cuyo nombre repetía incesantemente, nunca sin sus dos apellidos, hasta que salía por la puerta. Y ya cruzando la general (el punto del pueblo más aterrador para una madre de la época), el cole nos esperaba.

Ruth Martín Álvaro.

Creo que fue hace un par de años, cuando mi hermano me envió unas fotos de la boda a la que había ido el día anterior. Entre las fotos había una de grupo. Un grupo muy numeroso y del que todas las caras me eran conocidas. Más que conocidas, me resultaban familiares.

Julia García Trilla.