Crónicas Gabarreras 13
 Crónicas gabarreras:   Inicio > Historia > Una posada del siglo XIX en Valsaín (Mariano Sastre Callejo)  


Foto: Mariano Sastre - Benito González y Petra Gil

Hasta bien entrado el siglo XIX, el único medio de viajar con cierta rapidez en España y Europa fue la posta.

La posta se encontraba prevenida o apostada en las rutas que llevaban a cabo las diligencias que unían las ciudades más importantes de la época. Las rutas más conocidas de la época fueron las que unían los Reales Sitios.

Con los años y el paso de generaciones, se nos ha ido olvidando que en Valsaín se encontraba una casa de postas que a la vez fue taberna, ubicada en lo que bien se ha conocido como bar Casa Agapito.

No muchas personas conocen los orígenes del Bar Agapito. Son al menos tres generaciones las que mantuvieron abierto el establecimiento, ofreciendo diferentes servicios a los habitantes del pueblo y a las personas que lo visitaban.

Foto: Mariano Sastre - Mariano y Jesusa

Hasta donde tenemos noticia, sabemos que el establecimiento mencionado fue posada y taberna, donde se proporcionaba asistencia a los viajeros que utilizaban los servicios de las diligencias que comunicaban los Reales Sitios además de las provincias de Madrid y Segovia. En el establecimiento, se proporcionaba alojamiento y comida a viajeros y conductores de los carruajes, así como cuidados a las caballerías. En aquella época, el establecimiento estaba regentado por Benito González (*) y Petra Gil (abuelos de Agapito), posteriormente fue heredado por una de sus hijas, Jesusa González, que contrajo matrimonio con Mariano Sastre. El local regentado por esta segunda generación ofrecía ya los servicios de la taberna además de tienda de ultramarinos y carnicería.

Foto: Mariano Sastre

Con el fallecimiento de Jesusa, la taberna pasó a ser regentada por su hijo Agapito y su esposa Felipa que realizaron cambios en el local adecuándolo a las necesidades del momento. La antigua taberna quedó como bar y estanco, pasando a llamarse Casa Agapito.

Distintos acontecimientos y vivencias sucedieron mientras la Casa estuvo abierta al público, siendo una época importante la llegada al pueblo de importantes productoras de cine procedentes de Hollywood. Estas alegraron la economía de todos los vecinos del pueblo y por lo tanto, la del Bar Agapito, que tuvo la suerte de atender a alguno de sus famosos actores de los que dejaron anécdotas curiosas: cuando se rodaba La Batalla de Las Ardenas, el actor Henri Fonda acudía al bar para tomarse un Whisky, bebida poco frecuente en esa época para la gente del pueblo. Al actor le gustaba que se le ofreciera un vaso y una botella sin abrir de whisky (naturalmente de la tierra “Dyc”) para ser él mismo quien la abriera. Se servía una cantidad moderada y pagaba generosamente, dejando un billete que en esa época cubría el valor de toda la botella.

Momentos especialmente divertidos los que acontecían en el bar durante las fiestas, donde las pandillas, sobre todo de jóvenes, se divertían con una intensidad difícil de olvidar y por qué no decirlo, difícil de ver en los tiempos actuales. Probablemente se debían esas ganas de diversión a los pocos momentos que la gente del pueblo tenia a lo largo del año para divertirse y a la dureza de la vida y de los trabajos de entonces.

Foto: Mariano Sastre - Bar Agapito

Con la llegada de la época estival aparecían los veraneantes, que en su mayoría resultaban ser los mismos de años anteriores, aumentando la actividad y cambiando la rutina que había dejado el largo invierno.

Naturalmente, las anécdotas que incluyen a personalidades reconocidas son siempre interesantes, pero los que de verdad influyeron en crear el concepto de “Casa Agapito” fueron los habitantes del pueblo. Todas las personas que hacían un alto en el camino, o que se tomaban ese reconfortante vaso de vino o ese vermut con el pincho característico de anchoa, después de una dura jornada, aderezados con una buena conversación.

Ya son unos cuantos los años que el bar lleva cerrado, y no por eso la gente, cuando saluda a Agapito y Felipa, dejan de hablar de los recuerdos que les traen los momentos vividos en él.

(*) Benito González: Se le conocía como el tío Faica, que como se indicó en un anterior articulo en esta revista, toma este nombre una fuente situada un kilómetro y medio antes de llegar a la fuente de la Reina en la margen derecha de la carretera.

Mariano Sastre Callejo.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com