Crónicas Gabarreras 0
 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Fiestas y Tradiciones >  Tute de Reyes ( Emilio Montes Herrero)  


Foto:José Antonio Fraile

No puede el viento invernal derribar las latas, ni la nieve acumulada sobre ellas tronchar sus ramas. Tienen reservado su destino, aquél por el que brotaron del Pinar fecundo: ser derribadas por las afiladas hachas de unos Reyes en su manejo, los jóvenes gabarreros y cortadores de Valsaín. Los troncos de las latas darán forma a "la Plaza", la Plaza de Valsaín que, durante unos días, será testigo de un continuo ir y venir de gentes para celebrar las Fiestas en honor de su Patrona, la Virgen del Rosario.

Cuando el calor apriete y la chicharra no pare de hacerse oír, los troncos serán depositados sobre carros que los portarán, tirados por bueyes y guiados por otros Reyes en estos menesteres: los carreteros de Valsaín.

Con las primeras luces de un domingo de verano, en el lugar de la corta hay un murmullo que suena a aguas cristalinas y a trinos de jilgueros, verdecillos, piquituertos, pinzones y pechirrojos. Alegres cánticos se escuchan acercarse al lugar, cada vez más cercanos, hasta que murmullo y cánticos se funden en un solo son.

Cuando las hachas repiquetean, en clara competencia con el pìcapinos, y el eco de sus golpes secos es portado a los más profundos rincones del Pinar, la conciencia es unánime en Valsaín: disfrutar de sus Fiestas.

Valsaín, nacido para ser habitado por gentes recias, albergó un Palacio, de estilo flamenco en su diseño y fábrica. Sede de la Corte de Su Real majestad hispánica Don Felipe II, cuya afición a los Toros hizo que las personas que allí habitaban y le prestaban su servicio, tan aficionadas o más que su Rey, vivieran y disfrutaran como propios de los festejos por él mandados organizar.

La afición taurina en Valsaín, por tanto, corría ya por la sangre de sus habitantes y moradores. Formaba ya parte de su Cultura y su Tradición.

Esa Cultura, que se remonta a vetones, vacceos, carpetanos y demás pueblos iberos, y que fenicios y celtas compartían cuando arribaron a las costas de la Península Ibérica, fue cultivada también por aquellos otros que la invadieron y habitaron con posterioridad. Así, cartagineses y romanos, alanos, visigodos y musulmanes, que cruzaron su sangre con aquellos previos moradores, hicieron de la lucha y la pelea del hombre con la fuerza y la bravura del animal, el Toro, todo un ritual de valor y coraje: la Lidia.

Foto:Angelines Fernández

Con gran arraigo entre sus gentes, Valsaín siguió honrando esta Cultura. Y cuantos a Valsaín fueron llegando desde sus lugares de origen, con ellos también la portaban.

No es de extrañar, pues, que pasados los siglos, el verde y frondoso Vallis Sapinorum siga siendo cuna de valientes, atrevidos y artísticos Reyes en lidiar con la fuerza y la bravura del mítico animal.

Hagamos un ejercicio retrospectivo y situémonos en 1943, con ayuda de las imágenes que de la época nos han legado a aquellos que aún no habíamos nacido, y permitamos que el recuerdo de mi padre evoque a los que eran en aquel entonces los Reyes de las Fiestas cuando, con tan sólo quince años, en su recién estrenada juventud, él comenzó a salir a la Plaza en los festejos taurinos de Valsain.

El primer domingo de Octubre se dedicaba a la festividad de la Virgen del Rosario y era el día principal de los actos religiosos organizados en su honor.

Don Teodoro Fernández Gutiérrez se encargaba de la organización de las Fiestas, que eran amenizadas por la dulzaina de Paulino Gómez, "Tocino" y el tamborilero que le acompañaba, a quien apodaban cariñosamente "Magro".

Las corridas se celebraban los dos días siguientes. El lunes, los toros eran lidiados por los mozos. Todos eran toreros, pero los únicos que se lucían toreando eran seis valientes jóvenes, alguno de ellos aún demasiado joven, que destacaban ante la cara de los toros por su sentido de la lidia. A saber: los hermanos Román Fraile y Gregorio Fraile, Román Montes, Eduardo Alonso, Santiago Martín y Sebas Grande.

El martes, la lidia de los toros correspondía a los casados. En este día, todo el mundo centraba su expectación en quien hacía el despeje de la Plaza. Sus caballos eran únicos, los mejores. Por la doma que tenían, hacían cuanto él con su monta les pedía, para alegrar a las gentes de su pueblo, Valsaín, y a cuantos forasteros habían acudido al espectáculo taurino. A sus caballos sólo les faltaba hablar.

Era todo un señor, amigo de todos. Siempre risueño y elegante. A saber: Don Luis Fernández Gala.

En los tres años previos al citado, así como en los años que le siguieron, mientras otros no ocuparon su lugar, Don Teodoro Fernández Gutiérrez se encargaba de organizar las Fiestas y Don Luis Fernández Gala realizaba el despeje de la Plaza en la corrida de los martes.

Aquellos seis jóvenes mozos que destacaban en la lidia, continuaron también aportando su arte y su saber, incluso después, ya como casados. Casi todos ellos, pasearon sus capotes por Valsaín durante varias décadas, en las Fiestas. A todos ellos se les recordará siempre demostrando su maestría junto a todos los buenos toreros y aficionados que Valsaín fue dando.

Al igual que a ellos también siempre se recordará a cuantos, durante años, dieron lo mejor de sí para que las Fiestas de Valsaín fueran únicas. A saber: los señores Mayordomos, los Presidentes y miembros de la Sociedad, la Junta Directiva y sus responsables, los buenos carpinteros, todas aquéllas personas que regentaban las tabernas, lugares de reunión y de celebración donde se confraternizaba; así como a la juventud de Valsaín y todas sus gentes que las hacían posibles.

Foto: Roman Montes

Llegado aquí, quisiera tener un recuerdo para quiénes desde los "tablaos" de la Plaza, amenizaron los concursos y las verbenas o que, subiendo y bajando por los palcos, durante la celebración de los festejos taurinos, vendían las papeletas para la rifa. Permítanme citar a quienes eran los Reyes en estos menesteres y a los que siempre recordaremos los de mi generación. A saber: Claudio Sastre, que junto a Miguel Isabel tan buenos momentos nos hicieron disfrutar durante años, Félix Gil y Don Gaspar.

El último acto con el que se daban por terminadas las Fiestas de Valsaín, según figuró en los carteles de las mismas durante al menos diez lustros del siglo XX, desde 1940 hasta el inicio de la década de los 90, era la "tradicional subasta de latas, corazones chamosos, costeros, lías y clavos".

Decir también quiero, que Don Luis Fernández Gala y Don Teodoro Fernández Gutiérrez, siempre tuvieron reservado su correspondiente asiento en el palco de la Presidencia de la Plaza, asientos que ocuparon, según mis recuerdos, mientras sus fuerzas se lo permitieron, con la misma alegría con la que mi padre los rememora en tiempos de su juventud, para seguir demostrando con su presencia que Valsaín, desde antaño, tenía y tendrá una Tradición que forma parte de su Cultura.

Emilio Montes Herrero.



©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com