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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Deporte >  ¡Qué pasa tonco! ( Rubén Martín Carreras)  


Foto: Eusebio de Benito

El enlace entre el título de este artículo y su contenido viene dado por una palabra en cuestión, ¡tronco!, quizás para algunos les sea más cercano por la moda aquella o costumbre de un saludo válido para con nuestros amigos, aquellos de los años 80.

Si reconocemos realmente la palabra, vemos que su aplicación se extiende a muy diversos campos, yendo desde la definición anatómica que explica que es la parte del cuerpo desprovista de cabeza y extremidades, pasando por la definición aritmética de conos y pirámides, hasta la relacionada con la botánica, que dice así: "parte del árbol que prescinde de ramas y raíces".

Aquí, en la sierra de Guadarrama, prácticamente desde que el monte es monte, el hombre aprovecha sus recursos, entre los que están las ramas del árbol, y su parte maderable: el tronco. Sus leñas las utilizaban los gabarreros para venderlas, y servían como combustible en el invierno frío; y los troncos se empleaban en la construcción de estructuras para tejados, principalmente. De esta manera, los paisanos habitantes de los pueblos serranos han conseguido una serie de recursos vitales para sobrevivir en estos parajes, a veces tan inhóspitos.

Hasta hoy, hasta nuestros días, esto continúa; y continúa de manera que existe una perfecta compatibilización del aprovechamiento del monte, tanto industrialmente hablando, como de manera gabarrera. Tanto es así, que podemos hablar de uno de los montes mejor conservados de la Península, que sirve de referencia a todos los que ven en la conservación y gestión de los montes una alternativa de futuro.

Foto: Pedro de la Peña

Una vez de acuerdo en que tenemos un monte, un bosque sostenible y gestionable, centrémonos en la materia prima por excelencia: el pino silvestre (pinus sylvestris), conocido en esta zona como pino de Valsaín debido a sus características, su hábitat, su gestión... Aquí, en Valsaín, este árbol alcanza unas dimensiones espectaculares; me atrevería a decir que como en ningún otro lugar, pero seguro que sería motivo de discrepancias, aunque no para quien sabe a ciencia cierta de que esto es así.

Cuando el gabarrero aprovecha las ramas de los pinos -algunos con un diámetro importante- utiliza…, bueno, ya casi es preferible hablar de que utilizaba el hacha ¿Os imagináis cuántos golpes, cuántos cortes podían dar estos señores? Sí, bien digo, señores del bosque. También es un nombre acorde con su profesión, y puedo asegurar que éste es el verdadero sentido de la palabra señor.

Volviendo al hacha; como decíamos, podían ser cientos los cortes y miles los hachazos -no cabe duda de la destreza de los gabarreros-. Su herramienta, el hacha, ha evolucionado, desde los más tradicionales, pasando por las hachas de dos bocas, hasta hoy, con las hachas australianas de última generación, empleadas en las altas competiciones.

Tan costoso trabajo iba ligado a una serie de importantes valores, como gallardía, honor, respeto, experiencia, estatus gabarrero… A veces varios gabarreros coincidían en el monte haciendo sus labores; y allí, cada uno se valía de sus cualidades innatas; algunos eran muy buenos cortando pinos desde el tocón, otros haciendo la cargas para el caballo, otros para trepar a los pinos para alcanzar sus ramas secas… Sus habilidades eran conocidas por todos los habitantes del pueblo, y en estos encuentros surgen los primeros escarceos hacia la competición, en demostrar lo bueno que era cada uno, y que derivaría en el "concurso de corta de troncos" de las fiestas del pueblo.

Foto: Rubén Martín

Actualmente yo me pregunto: "¿El valor de un hacha de las llamadas australianas defiende realmente su valía?". "Creo que sería discutible para unos, aprobado para otros". El caso es que, esos hachas de antaño pasan de ser unas herramientas con muchísimo valor e indispensables para la vida, a un símbolo deportivo a nivel mundial -no olvidemos su origen-.

¡Tantos troncos que cortar, tantos entrenamientos que discutir, y tú siempre dispuesta ahí, en tu maleta con tus compañeras!

La competición de troncos es un mero transmisor, un trámite de traslado hacia el espectador de originalidad, tradición, brillantez y honestidad. Sí, todo esto ofrece el magnífico concurso: los troncos de Valsaín junto con un trocito de hierro, acero o los dos componentes juntos. Así es, y se demuestra en cada tronco cortado por esas hachas tan certeras en manos adecuadas. Por parejas, individual, troncos enteros o medias caras…, hablamos de variedades en las que destaca el esfuerzo físico o la espectacularidad. Pero si nos referimos al Hacha, es tal su seguridad y su indiferencia hacia las distintas modalidades, que absorbe los encantos de los cortadores de troncos.

Foto: Rubén Martín

Va para todos aquellos que alguna vez sintieron en sus manos que este Hacha era suyo, y se sintieron grandes…

Rubén Martín Carreras.

©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com