Sólo la luna observaba
mis pasos sobre la arena
y mi búsqueda anhelante
de una discreta trinchera.
Pradera de Navalhorno
que ella valga por testigo
hay un lecho entre dos piedras.

Entre cardos y retama,
hallé cobijo en la tierra;
el fino manto del viento
me aligeraba la espera.
Pradera de Navalhorno:
volaron mis dos silbidos
entre los pinos al verla.

En la Pata de la Vaca
en su cima está la huella,
yo la grabé con dos golpes
como signo de mi estrella,
dos rasgos tiesos, cruzados,
con mucho amor, poca fuerza.

Pradera de Navalhorno:
ahora te pido que guíes
pasos que van de vuelta,
recuperando el sendero,
la señal que nadie encuentra,
lo que borraron las nubes
con la lluvia de su ausencia.

Pradera de Navalhorno;
¿quién me pudiese encontrar
las dos heridas gemelas
de mi pecho en tu pinar?