Valsaín está ubicado en la vertiente segoviana de la sierra de Guadarrama, a 75 km de Madrid y a 14 de Segovia, en un área de bosque a tres kilómetros del municipio de la Granja de San Ildefonso. La provincia de Segovia, con cerca de 7000 km2, está situada en la meseta Norte, al pie del sistema central. En ella se puede distinguir dos zonas: la zona de la meseta y la zona de la sierra, donde está Valsaín. Uno de los valles que forma la sierra es el del río Eresma en cuyo espeso bosque de pinos se encuentra este pueblecito: “Valsaín”.

Contiene 10545 has. de pinares y está considerado como un valioso ejemplo de explotación maderera sin degradar la naturaleza. En los años 60, Valsaín creció surgiendo el llamado “Barrio Nuevo”. Se planificó para los trabajos del Patrimonio y con un trazado de calles paralelas y perpendiculares. Las casas eran de leña y se levantaron en torno a la Iglesia.

Actualmente, entre los restos de Valsaín destaca la Torre Nueva y un pequeño conjunto de ruinas, sobre las que la gente del pueblo ha ido construyendo sus casas. Está catalogado como Monumentos de Interés Histórico-Artístico; y se ha creado una Escuela Taller de rehabilitación para reconstruir la arquería del Pórtico e intervenir la Torre. En el proyecto hecho por mandato del rey Alfonso XII, se incluye la urbanización de un terreno. Hoy se conoce como “la Pradera de Navalhorno”, zona aneja a Valsaín y perteneciente al Ayuntamiento de San Ildefonso.

Su origen remonta a la creación del Real Taller de aserrío. Se alojaban los dependientes, jornaleros e industriales, procedentes del País Vasco, dedicados a la compra - venta de pinos. En un principio, era una aglomeración desordenada de casas y talleres de madera, situada en una pradera pantanosa. Posteriormente fue saneado con un trazado de alcantarillas y transformado en una población industrial. En ésta, cada maderista tenía una parcela cercada de una valla de madera, en cuyo recinto se situaba su vivienda.

Las casas de que consta “La Pradera de Navalhorno” tienen una estructura similar. Las antiguas estaban hechas de adobe y recubiertas de madera, con una capa de grasa, de ahí su color negro. Hay otras maderas entrecruzadas de color rojo, obtenido a partir de sangre de toro mezclada con aceite. Las actuales viviendas se asemejan a las antiguas en su diseño, pero utilizan otros materiales en su construcción.

La economía y la cultura de este pueblo se basan en los oficios ligados al pinar: los gabarreros, que recolectan leñas muertas; los ganaderos, que conservan las variedades locales de vaca, los recolectores de setas, que complementan su administración doméstica, etc...

El pinar esconde rincones privilegiados como La Boca del Asno o el monumento megalítico de La Cueva del Monje, EL Lago de Peñalara, El Diente del Diablo, EL Picacho de la Muerte, y El Arroyo de los Baños de Diana. Todos estos lugares y otros muchos más llevan consigo unas leyendas que las abuelas cuentan a sus nietos para no perder la tradición.