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Palacio de Valsaín 

Los estudios etimológicos realizados sobre el topónimo Valsaín no se ponen de acuerdo sobre su origen, existen hipótesis sobre una procedencia celtibérica; “vallis sappinus” de “sapos”, término celta, que deriva del sanscrito “scipa”, abeto; o del íbero: “Balsaín” “pozo entre peñas”. Madoz y Fagoaga hablan de un origen romano del término a partir de la expresión “vallis sabinorum” (valle de las sabinas).

Otros autores encuentran su origen en la expresión árabe “wad el Abbel” (valle de Abel) o en el nombre del propietario del valle tras la repoblación de la tierra de Segovia en el año 1088: “val Savín”. Sin entrar en cual de estas teorías es la más acertada, lo cierto es que en casi todas se pone de manifiesto que el nombre del lugar expresa claramente su entidad geográfica y su principal seña de identidad: el bosque.

La presencia de la Corona desde hace varios siglos en este valle y los pasos tradicionales del Guadarrama entre las dos mesetas, que se realizaban a través de los puertos y collados de sus cumbres, han salpicado estos bosques de vestigios históricos y arqueológicos. A destacar las ruinas del antiguo palacio de los Austria en Valsaín y el palacio de la Granja; las ruinas de la Casa del Cebo y de la Casa Eraso (Casarás), que inspiró leyendas sobre el caballero templario.

Palacio de Valsaín 

Desde el reinado de Alfonso XI es conocido el sitio de Valsaín como lugar de caza. En las crónicas castellanas se habla de él como “monte de oso e puerco en verano et a las veces en invierno”, por ello se construyó en el lugar de Orhizuelo, a orillas del río Eresma una torre de caza. La gran afición de los Trastamara al deporte cinegético y la riqueza del lugar hicieron que Juan II ampliara la anterior construcción, que las crónicas tildan de “palacio”; pero será su hijo Enrique IV quién convierta la construcción en fortaleza, la decore con estilo mudéjar y se ocupe en cercar los montes, construyendo edificios menores en el límite del bosque, en los que se guardaban animales exóticos (leones, un elefante, un camello...) que gustaba reunir.

El siglo XVI y el reinado de Felipe II será clave para el desarrollo de Valsaín, el rey se fija en el lugar y el abandono de las instalaciones que en él se encuentran y proyecta la construcción de un auténtico Palacio, “la Casa del Bosque”. Luis de Vega y sobre todo su sobrino Gaspar de Vega serán los encargados de llevar a cabo esta labor. Se levantarán otras construcciones menores como las dos casas de hierba para venados y la casa del hielo. Se ocuparán de la urbanización y racinalización del entorno, buscando el mantenimiento de las condiciones naturales, no sin olvidar la explotación cinegética y maderera para abastecimiento de las obras reales.

El período de decadencia que se abre en España tras la muerte de Felipe II, lo será también para Valsaín, siendo visitado en pocas ocasiones por los reyes y apreciándose cada vez más su deterioro, que culmina con el incendio que se produce tras la estancia de Carlos II, en el año 1686.

La nueva dinastía que rige el país desde 1700, tiene otros gustos y aficiones, pero no dejan de apreciar la belleza del lugar, no en vano Felipe V compra a la ciudad de Segovia una parte del Bosque y construye la réplica de su palacio natal de Versalles en este lugar. Sin embargo la decadencia de Valsaín no se solventa, ubicándose en la Casa del Bosque los talleres de esculturas para el palacio de La Granja.

Dibujo: Luis Peinador

La propiedad del Bosque de Valsaín durante este período es de la Junta de Linajes y de la Ciudad de Segovia, lo que provocó fricciones entre ambas instituciones y la Corona a la hora de la fijación de límites y delimitación de zonas de actuación (caza mayor, caza menor, pesca y corta). En el siglo XVI y XVII se entablaron una serie de pleitos entre la Junta de Linajes y la Ciudad de Segovia y entre ambos y la Corona, que tuvieron sus consecuencias en la conservación del bosque, con incumplimiento de la ordenanzas, exceso de cortas, entrada incontrolada de ganado, etc. Esta situación permaneció hasta que el rey Carlos III adquiriese estos terrenos y los incorporara al patrimonio de la Corona por Real Decreto de 28 de Junio de 1761, justificando esta medida en la mala conservación del Pinar y sus Matas Robledales. Los antiguos propietarios logran reservarse los derechos de pastos, leñas muertas y secas, aguas corrientes, manentes y estanques.

A lo largo del siglo XIX y XX no se olvidan las reivindicaciones del aprovechamiento por parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, a las que se suma el municipio de San Ildefonso y su pedanía Valsaín, desde su constitución como tal el año 1810.

La primera referencia histórica de La Granja la vincula a los Reyes de Castilla y al derecho que estos tenían de cazar en los montes de Valsaín. La afición de Enrique IV a la caza, le llevó a construír una Casa de Caza y una ermita dedicada a San Ildefonso. La cual terminaría por ser la sede temporal de la Corte Española.

En 1.577, los Reyes Católicos donaron la Casa Real de San Ildefonso a los Monjes Jerónimos del Parral de Segovia. Quienes construyeron una hospedería y una Granja sobre estos terrenos. La Granja o San Ildefonso, como indistintamente se le desigana fue el lugar elegido por Felipe V para retirarse de las obligaciones de Estado. En 1.720 el monarca compró a los padres Jerónimos la granja, la ermita y todos los terrenos anejos con la finalidad de construir una residencia alejada de la Corte.

Dibujo: Juan José Martín Encinas 

En 1724 abdica el rey en su hijo Luis I, con el propósito de retirarse pero la prematura muerte de su heredero el 31 de agosto de ese mismo año. Le obligo a continuar por lo que tasladó a la Granja la sede de la Corte. Durante el reinado de Carlos III, el Real Sitio de La Granja o San Ildefonso adquirió su carácter definitivo.

A partir de ese momento la historia de España comenzará a escribirse entre las paredes del palacio: será el lugar en el que contrae matrimonio Carlos IV con María Luisa de Parma, donde se firma el Tratado de San Ildefonso, donde Fernando VII, moribundo, deroga la pragmática Sanción, donde se sublevan los sargentos de la guarnición de palacio, en 1.836, obligando a la reina María Cristina a restablecer la Constitución de 1.812.


©Pedro de la Peña García | devalsain.com