Crónicas Gabarreras 19
 Crónicas gabarreras:   Inicio > La Escuela > El colegio, la vida (Ruth Martín Älvaro).  


Foto: Emilia Isabel

Ya el camino al colegio era toda una aventura. Primera parada: casa de Sara Sanz Callejo, cuyo nombre repetía incesantemente, nunca sin sus dos apellidos, hasta que salía por la puerta. Y ya cruzando la general (el punto del pueblo más aterrador para una madre de la época), el cole nos esperaba. En esa aula tan espaciosa, la señorita Angelines nos sentaba en la asamblea para hablar. Parece increíble que, aunque tuviéramos cuatro años, muchos sigamos acordándonos de ella. No es casualidad, es la magia de la escuela, es un hecho al que años después encontraría explicación científica. Niños y niñas que hoy tendrán entre 27 y 35 años. Y resulta que, sin saberlo, formábamos parte de uno de los proyectos educativos más innovadores de hoy en día: ¡tres edades diferentes en una clase! Y si se lo están preguntando, sí, salieron ingenieras de este cole de Valsaín.

La sensación que tuve fue de tristeza, que coincidió con el color gris de Y así llegamos con Doña Coro, una maestra preocupada, trabajadora y a la que recordaré siempre. Ella no sé si se acordará más de mí o de mi abuela Peli, quien me traía todos los días del año un bocadillo, por supuesto a gusto de la consumidora, gritando mi nombre. Yo salía a su encuentro feliz de la vida. Mi abuela me hubiera llevado el bocadillo al instituto si la hubiera dejado.

Foto: Emilia Isabel

Y años más tarde, sería Nico el que compartiría su sabiduría con nosotros. Por esa época, ya me quedé sola solísima en mi curso. Creo que no ha vuelto a repetirse este hecho, que puede suscitar pena o alegría, según se mire. Pena, porque fueron muchos compañeros los que se fueron a otros colegios; alegría, porque tenía clases particulares todos los días. Y fue en esta época donde descubrí mi pasión; porque, si ustedes piensan en el colegio, no recordarán cuándo aprendieron los adverbios, las palabras homófo- nas…; recordarán vivencias, descubrimientos y personas que nos han aportado algo en la vida. Porque, aunque el estudio es importante, los conocimientos se adquieren más pronto o más tarde, cuando uno decide. A cuántas personas conocemos que han estudiado ya de mayores, o que se cambiaron de colegio esperando un milagro. Desde mi punto de vista, quien quiere puede. En Madrid, Murcia o Valsaín. El colegio es vivencia.

Todo esto viene por la pasión que encontré: la música. Por ese entonces, Nico nos dejó ser protagonistas del terremoto musical de la época: Las Spice Girls. Reyes, Mónica, Mª José, Miriam y Ruth. Las cinco chicas de la clase iban a convertirse en las cinco Spice. Y los chicos de la clase, Servando, Moisés, Rubén, Alfredo, Andrés y Borja, bueno, digamos que los chicos a su manera nos animaban. Y es que lo teníamos fácil: en los recreos, esos púlpitos ya hoy desaparecidos, se convertían en nuestro escenario. Hoy como maestra, pienso en dejar solos a los niños en clase en el recreo y se me vienen las caras de sus padres a la cabeza. Aunque cierto que es, que he tenido oportunidad de trabajar en nuestro cole de Valsaín y tiene un aire diferente a otros. Iba por los ensayos en clase, muy importantes para lo que se nos vino. Del cole, pasamos a bailar en el Chuletín. El Chuletín, el sitio del que tanto me habían hablado Paquito y la Toñi (no se me ocurría pensar entonces que habían sido jóvenes). Toda esta vorágine fue posible gracias al cole. Por eso tengo tanto que agradecerle.

Foto: Ruth Marín

Años más tarde, esa pasión por el teatro, la música, por el colegio en el que había aprendido, me llevó a estudiar magisterio, y tuve la suerte de realizar las prácticas con la profe Begoña, que sigue hoy en la escuela. Y lo conseguí. He tenido oportunidad de ver el funcionamiento de muchos colegios de diferentes pueblos y provincias. Y el nuestro es especial, muchos profes lo conocen, y además, hoy en día, gracias a la comunidad de aprendizaje, es un referente. Tenemos mucho que agradecer a Azucena, actual directora, y a todos los maestros/as y voluntarios/as que lo han hecho posible.

Y es que, en los planes educativos actuales, se hacen importantes referencias al entorno en el que se sitúa el cole, a los agrupamientos flexibles, a la motivación…; y creo que siempre, en mayor o menor medida, nuestro cole ha estado a altura, pues no he visto mayor arraigo en un pueblo como en el nuestro. El arraigo hace que sepamos de dónde venimos. Esto no siempre es posible.

Está claro que toda decisión es respetable. Pero, aunque los tiempos cambien, el futuro de Valsaín sigue siendo el colegio.

Foto: Ruth Marín

Ruth Martín Álvaro.

©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com