Crónicas gabarreras: Inicio > La Escuela > El colegio, la vida (Ruth Martín Älvaro). |
Ya el camino al colegio era toda una aventura. Primera parada: casa de Sara Sanz Callejo, cuyo nombre repetía incesantemente, nunca sin sus dos apellidos, hasta que salía por la puerta. Y ya cruzando la general (el punto del pueblo más aterrador para una madre de la época), el cole nos esperaba. En esa aula tan espaciosa, la señorita Angelines nos sentaba en la asamblea para hablar. Parece increíble que, aunque tuviéramos cuatro años, muchos sigamos acordándonos de ella. No es casualidad, es la magia de la escuela, es un hecho al que años después encontraría explicación científica. Niños y niñas que hoy tendrán entre 27 y 35 años. Y resulta que, sin saberlo, formábamos parte de uno de los proyectos educativos más innovadores de hoy en día: ¡tres edades diferentes en una clase! Y si se lo están preguntando, sí, salieron ingenieras de este cole de Valsaín.
La sensación que tuve fue de tristeza, que coincidió con el color gris de Y así llegamos con Doña Coro, una maestra preocupada, trabajadora y a la que recordaré siempre. Ella no sé si se acordará más de mí o de mi abuela Peli, quien me traía todos los días del año un bocadillo, por supuesto a gusto de la consumidora, gritando mi nombre. Yo salía a su encuentro feliz de la vida. Mi abuela me hubiera llevado el bocadillo al instituto si la hubiera dejado.
Y años más tarde, sería Nico el que compartiría su sabiduría con nosotros. Por esa época, ya me quedé sola solísima en mi curso. Creo que no ha vuelto a repetirse este hecho, que puede suscitar pena o alegría, según se mire. Pena, porque fueron muchos compañeros los que se fueron a otros colegios; alegría, porque tenía clases particulares todos los días. Y fue en esta época donde descubrí mi pasión; porque, si ustedes piensan en el colegio, no recordarán cuándo aprendieron los adverbios, las palabras homófo- nas…; recordarán vivencias, descubrimientos y personas que nos han aportado algo en la vida. Porque, aunque el estudio es importante, los conocimientos se adquieren más pronto o más tarde, cuando uno decide. A cuántas personas conocemos que han estudiado ya de mayores, o que se cambiaron de colegio esperando un milagro. Desde mi punto de vista, quien quiere puede. En Madrid, Murcia o Valsaín. El colegio es vivencia.
Todo esto viene por la pasión que
encontré: la música. Por ese entonces,
Nico nos dejó ser protagonistas
del terremoto musical de
la época: Las Spice Girls. Reyes,
Mónica, Mª José, Miriam y Ruth.
Las cinco chicas de la clase iban
a convertirse en las cinco Spice. Y
los chicos de la clase, Servando,
Moisés, Rubén, Alfredo, Andrés y
Borja, bueno, digamos que los chicos
a su manera nos animaban.
Y es que lo teníamos fácil: en los
recreos, esos púlpitos ya hoy desaparecidos,
se convertían en nuestro
escenario. Hoy como maestra,
pienso en dejar solos a los niños
en clase en el recreo y se me vienen
las caras de sus padres a la
cabeza. Aunque cierto que es, que
he tenido oportunidad de trabajar
en nuestro cole de Valsaín y tiene
un aire diferente a otros. Iba por
los ensayos en clase, muy importantes
para lo que se nos vino. Del
cole, pasamos a bailar en el Chuletín.
El Chuletín, el sitio del que
tanto me habían hablado Paquito
y la Toñi (no se me ocurría pensar
entonces que habían sido jóvenes).
Toda esta vorágine fue posible
gracias al cole. Por eso tengo
tanto que agradecerle.
Años más tarde, esa pasión por el teatro, la música, por el colegio en el que había aprendido, me llevó a estudiar magisterio, y tuve la suerte de realizar las prácticas con la profe Begoña, que sigue hoy en la escuela. Y lo conseguí. He tenido oportunidad de ver el funcionamiento de muchos colegios de diferentes pueblos y provincias. Y el nuestro es especial, muchos profes lo conocen, y además, hoy en día, gracias a la comunidad de aprendizaje, es un referente. Tenemos mucho que agradecer a Azucena, actual directora, y a todos los maestros/as y voluntarios/as que lo han hecho posible.
Y es que, en los planes educativos
actuales, se hacen importantes
referencias al entorno en el que se
sitúa el cole, a los agrupamientos
flexibles, a la motivación…; y creo
que siempre, en mayor o menor
medida, nuestro cole ha estado
a altura, pues no he visto mayor
arraigo en un pueblo como en el
nuestro. El arraigo hace que sepamos
de dónde venimos. Esto no
siempre es posible.
Está claro que toda decisión es
respetable. Pero, aunque los tiempos
cambien, el futuro de Valsaín
sigue siendo el colegio.
Ruth Martín Álvaro.