Lo primero que quiero manifestar, es el orgullo y la gran suerte que he tenido de haber nacido y visto la luz por primera vez en Valsaín, es más, “bajo mi punto de vista” en una de las casas más emblemáticas y bonitas, como es la vivienda anexionada a la antigua Iglesia del pueblo, y que fue reconstruida no con poco esfuerzo por mis padres Alfredo y Gonzala, donde se desarrollo mi niñez junto a mis hermanos Charo y Alfredo, después la juventud y ahora también la madurez, siempre ligado a Valsaín.

En el transcurrir de mi vida, estudios, trabajo, etc., he procurado ir alternando quehaceres y deporte, de jovencillo el fútbol, después la bicicleta de carretera, hasta que empezó el gran auge de la bicicleta de montaña, pudiéndome desplazar por veredas, caminos y sendas, a diferentes puntos lejanos del maravilloso valle que nos rodea, de ello pueden dar fe la gran cantidad de mozos del pueblo que siguen inmersos en el disfrute de esta bonita modalidad.

Llega un momento en el que, si quieres seguir haciendo deporte, tienes que decidirte por algo que tu estado físico te permita, como he dicho antes, la bicicleta me encanta, pero a cierta edad es un tanto arriesgada, requiere constancia y entrenamiento para poder mantener un nivel adecuado. Hace como unos 16 años, ya con 46 a mis espaldas pues tengo 62, decidí buscar otras alternativas que me permitieran no perder la forma física y seguir contactando con la naturaleza de una forma más pausada y tranquila, por lo que empecé a practicar el SENDERISMO, primero con trayectos cortos, Pesquerías Bajas y Altas, Cerro del Puerco, Cruz de la Gallega, etc., si paseas por zonas no muy alejadas del entorno, suelen estar bastante transitadas y concurridas por gente del pueblo o bien por otras personas que vienen a conocerlas, sobre todo de Segovia y Madrid; El saludo, hola y desearte buen día es casi obligado, así como el intercambio de conversación, contrastando el: a donde vas?, de donde vienes?, esto te deriva a que bien por afinidad, o conveniencia, vas quedando para otro día, es una forma de hacer grupo, luego por diversos motivos hay quien prueba y no vuelve, pero siempre se producen nuevas incorporaciones.

Para que os hagáis una idea, paso a relataros brevemente diversas actividades que en a menudo solemos hacer y proyectar el grupo al que pertenezco: Según va pidiendo tu propio cuerpo, alargas los paseos a zonas más elevadas de la montaña: La Chorranca, Silla del Rey, Chozo de Arangue, Pico de Peñalara, La Camorca, Siete Picos, etc., suelen ser sitios muy habituales para nosotros, cuando te encaramas a cualquiera de las cimas, empiezas a vertebrar la mirada, en el otoño o primavera el colorido del valle es espectacular, si es invierno, todo nevado, buaf, una pasada, da igual cualquier estación del año y si al tiempo que lo contemplas, añades el estar degustando un bocadillo de tortilla de patata, ya no te quedan palabras para explicarlo.

Es raro en cualquiera de las marchas que realizamos por nuestro pinar, no encontrarse con varias parejas de corzos, zorros y jabalíes (éstos suelen ir en manadas), así como no ver muy de vez en cuando sobrevolar por encima de nuestras cabezas, a no mucha altura, los buitres, desde el mirador de la Camorca o Camorquilla a veces te da la sensación que los puedes coger con las manos.

Para la práctica del SENDERISMO, cualquier hora del día es buena, aprovechando las lunas llenas de primavera - verano, hacemos marchas nocturnas, al atardecer, casi entrada la noche subimos a cenar a La Camorca, basta añadir una linterna o un frontal que de buena luz, y a caminar, eso si, poniendo más cuidado que durante el día en evitación de poderte retorcer un pié o tengas alguna mala caída. Las viandas siempre son compartidas: jamón, chorizo y queso, tortillas de patata, torreznos de careta, regado con la bota de vino, postre dulce como puede ser rosquillas caseras, café y licores combinado con unos chistes, pues en todas las sobremesas salen a relucir para que no falten las risas.

Siempre inquietos en agrandar conocimientos y ver otros lugares, esporádicamente bien por nuestra cuenta o a través de empresas existentes a nivel nacional que se dedican a estos menesteres: Arawak, Haciendo Huella, etc., nos desplazamos a otras provincias en búsqueda de nuevas aventuras, ejemplo: Soria, a recorrer el Cañón del Río Lobos; Ávila, subir al pico del Almanzor y contemplar el majestuoso Circo de Gredos, también Parques Nacionales como: Cabañeros en Toledo; Monfragüe en Extremadura y hacer rutas combinadas con actividades culturales: Adentrarse en el Monasterio de Piedra en Zaragoza; El Alto Tajo y visitar Albarracín (un pueblo precioso), o el mudéjar de Teruel.

De todas las maneras y aunque hay sitios muy bonitos a lo largo y ancho de toda España, me he dado cuenta que no es fácil encontrar espacios como el pinar de Valsaín, aquí puedes andar por praderas o entre pinos y arroyos, recoger boletus y níscalos (cuando es la temporada), localizar rincones salpicados de fuentes muy bien señalizadas y casi todas recuperadas, sentarte al lado y beber su agua fresquita mientras haces un alto en el camino, el disfrute de todo ello te induce mentalmente a descubrir que el SENDERISMO, es un anestésico natural, en un alto grado sirve para rebajar el estrés y aumentar el nivel de endorfinas, os invito a que lo probéis.

Resulta ser un deporte muy barato, imprescindible: mochila, unas buenas botas de caminar o de montaña, ropa adaptada para si es verano o invierno, gorra, un bastón, y botella de agua. Lo puede practicar cualquier persona, chico o chica, jóvenes o mayores, simplemente es cuestión de adaptarlo a la edad y estado físico de cada uno.

Por último aprovecho la gran oportunidad que tengo a través de esta entrañable revista, para reivindicar que alguien, (persona-s de manera individual o colectiva), nos decidiéramos a formalizar “UN CLUB O ASOCIACIÓN DE SENDERISMO”, vivimos en la zona idónea con la materia prima a pié de obra.