Crónicas Gabarreras 13
 Crónicas gabarreras:   Inicio >  En los sentimientos > El que tiene padrino se bautiza (Javier Rodríguez Sánchez)  


Foto: Javier Rodríguez Sánchez

Vine al mundo un 11 de abril; ese día se celebraba el Domingo de Ramos, era el año 1954. Bonito día para nacer. El médico del pueblo que asistió en el parto se llamaba Elías.

–Benita, has tenido un chico.

–Ya tenía otros dos chicos –contestó mi madre.

–Lo importante es que ha venido bien y está sano.

A mi padre no le pareció mal que fuese otro chico. Una de las hermanas de mi padre, Epifanía, preguntó:

–¿Quiénes van a ser los padrinos?

–De momento no tiene

–Pues ya se puede bautizar. Demetrio y yo seremos los padrinos –respondió ella ufana.

El bautizo se celebró el domingo siguiente, día 18 de abril. Ese día en Valsaín hubo otros dos bautizos: se celebró el de María Dolores Trilla de Diego y Antonio Bayón Hermida.

Toda esta presentación es para hacer un emotivo homenaje recordatorio a mis padrinos, que creo que habrá pocos que puedan presumir de tener dos padrinos tan longevos como los que tengo yo. En la actualidad es el matrimonio más mayor que hay en Valsaín.

Demetrio Huertas Sanz, 97 años, nacido en Collado Hermoso. Sus padres le trajeron a Valsaín siendo un niño, junto con sus hermanas Trinidad y Julia y sus hermanos José y Miguel.

Epifanía Rodríguez Fernández, 95 años, nacida en Valsaín. La penúltima de nueve hermanos.

Cuántas cosas podrían contarnos en tantos años vividos. Años muy complicados, con la guerra en su adolescencia; años de la posguerra que fueron tan malos o peores, y por fin los primeros años juntos como pareja, que fueron difíciles, pero esperanzadores, con toda una lucha por delante y esperando el aumento de familia. Un hijo primero, Juan Antonio, y a los cinco años otro, Lucas, llenaron su hogar. Con el paso de los años, el aumento de familia ha sido progresivo, y a día de hoy lo completan con cuatro nietos y cinco biznietos.

El tiempo ha hecho mella en él. Ha perdido parte de sus facultades, pero todavía se da sus paseos por el pueblo, con su gorra puesta y el bastón en la mano como si fuese una prolongación de esta; ese bastón que le caracteriza, que le sostiene una vida larga y una profunda personalidad. Hay momentos en los que puedes hablar con él y escuchar cómo te cuenta historias vividas, hay veces que duda –¿será como lo está contando o se intercalan los recuerdos? –. Los años le “matizan” los recuerdos de una vida feliz. Recuerdos de ratos buenos y ratos malos, que según los estados de ánimo pueden inclinarse para un lado o para el otro, pero no falta el momento en el que mi tío Demetrio te recuerde los años que tiene y te pregunte: “¿Tú dónde vives?”

Ella, más deteriorada físicamente, pero con la mente todavía lúcida, te permite tener una conversación agradable con algún reproche a sus facultades por tener que necesitar ayuda: “Con lo que yo he sido y ahora me cuesta trabajo andar sola”. Tiene una señora que la ayuda y la acompaña cuando se da algún pequeño paseo. Paseos cortos en distancia, por el pueblo, pero largos en recuerdos cuando conversas con ella.

Para ellos dos, con todo mi cariño, va este recuerdo.

Javier Rodríguez Sánchez.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com