Crónicas Gabarreras 13
 Crónicas gabarreras:   Inicio > Historia > La Historia en retazos: Valsaín, del inicio del siglo XX a la tragedia de la guerra civil  


Foto: Ángela Arnay

María Zambrano paseaba por las calles de La Pradera mientras se recuperaba de sus problemas estomacales. Aquel verano de 1924, eligió Valsaín como el lugar más idóneo para restablecer su delicado estado de salud y ordenar sus ideas. Buscó la misma paz y sosiego que descubriera su admirado Antonio Machado, cuando ya, en 1911, publicara su poema “Camino de Valsaín”.

Porque los montes de Valsaín inspiraron a filósofos, poetas, escritores, pintores…, “y a los propios nativos”. Solo era cuestión de tiempo que algún afortunado “valisabinense” eligiera el camino de la literatura: ese insigne personaje se llamó Jesús de Aragón. Hombre de imparable actividad, escribió varios tratados de contabilidad, materia sobre la que poseía profundos conocimientos. Su novela de mayor éxito llevó por título “La sombra blanca de Casarás”, publicada en 1931, de estilo gótico, y que originó una auténtica revolución en Valsaín.

En referencia a este apartado literario, debemos de mencionar la obra de teatro “La boda de Sole o Una noche en La Boca del Asno”, de Antonio Asenjo y Ángel Torres, premio Lope de Vega (1935), uno de los máximos –y efímeros– galardones literarios instaurados en la Segunda República.

El arte pictórico nos dejó lienzos firmados por geniales artistas. Tal es el caso de Aureliano Beruete (“Vista de Peñalara”, “Los altos de La Fuenfría”, pintados en 1911) o el excelente Joaquín Sorolla (“El baño de la Reina”, “Tormenta sobre Peñalara”, finalizados ambos en 1907).

El deporte, como actividad lúdica, daría sus primeros pasos de la mano de asociaciones excursionistas, muy influenciadas por la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza. Transitar por las sendas que dibujaban los gabarreros se convertiría en una experiencia inolvidable, a caballo entre la investigación científica, el acondicionamiento físico o el romanticismo que despertaban la sierra y sus pinares. Podríamos citar, entre otras, a la “Sociedad Gimnástica Española”, al “Club Alpino Español”, a la “Real Sociedad de Alpinismo Peñalara” –que residiera el erudito Constancio Bernaldo Quirós–, o la “Sociedad Militar de Excursiones” –fundada por José Ibáñez Marín–. Hacia 1929, la “Sociedad de Iniciativas de La Granja” vio cumplido su proyecto de crear una zona de baños, recreo y deportes náuticos en la presa del Salto del Olvido, en La Pradera.

El baño de la Reina, de Joaquín Sorolla.

Pero la actividad deportiva más relevante en Valsaín se escribe con letras blancas de frío invernal. El deponte del esquí nos ha obsequiado con grandes campeones a lo largo de la historia. Pionero en aquellos años fue Tomás Velasco. Hijo de un guarda residente en “El Peñón”, subía a trabajar con sus esquís al puerto de Navacerrada. Sus excelentes dotes físicas le llevaron a conseguir el campeonato de España de esquí de fondo y a participar en las olimpiadas de Garmisch-Pantenkirche (1935) ¡Un hito sin precedentes!

Y para poner fin a toda esta pléyade de ilustres personajes, debemos mencionar dos nombres de consagrada valía:

– Manuel Iradier: Explorador de Guinea Española –hoy Guinea Ecuatorial–. Murió en Valsaín en 1911, aquejado de una grave enfermedad pulmonar. La historia aún tiene pendiente situarlo en el lugar que le corresponde ante la transcendencia de sus logros y hazañas. – Federico Cantero Villamil: Fue el principal artífice de la construcción de la presa “El Salto del Olvido”. Ingeniero de caminos, canales y puertos, maestro de la aeronáutica, inventor… Un genio adelantado a su tiempo y con dotes de visionario.

Mientras, la vida del pueblo llano seguía su lento devenir. Los gabarreros, los carreteros, las gentes del pinar llevaban en sus genes el amor a su tierra, el romanticismo que evoca su naturaleza. Pero ellos vivían de sus frutos, luchaban contra su indolencia, sufrían sus adversidades… La literatura permanecía grabada en sus mentes, la pintura se sumergía en sus retinas… Eternos andarines, recios personajes cuya épica se difumina en la nebulosa del anonimato. Valsaín ligaba su existencia a la explotación de la madera. La Pradera se consolidaba como núcleo industrial en el que proliferaban talleres de carpintería y aserrío. Y como motor principal de la industria maderera se erigía el flamante “Real Taller de Aserrío”. A partir de 1916, una sociedad de industriales del municipio, presidida por Dámaso Heras, se hizo con los servicios de “La Fábrica de Maderas”. Diez años después, el contrato de arrendamiento caería en manos de Horacio Echevarrieta. Cabe mencionar un suceso acontecido en 1931, cuando ciertos problemas con Hacienda derivaron en su cierre y el despido de 200 obreros. Finalmente, la mediación del alcalde de La Granja y del Gobernador Civil de Segovia ante el ministro de la Gobernación fructificó en la reapertura de sus instalaciones.

El 14 de abril de 1931, tras una larga agonía de la monarquía, Alfonso XIII abdicó y se instauró la Segunda República. Una etapa que generó nuevas expectativas, sobre todo entre las clases menos favorecidas, a pesar de su continua controversia. La educación jugaría un papel importante en las políticas republicanas, e influyó en la construcción de las nuevas escuelas de Valsaín (1931). La Casa del Pueblo canalizó gran parte de la enseñanza de adultos a través de cursos de alfabetización. En el aspecto laboral, la clase obrera se agrupó en gremios, con especial énfasis en el de la madera, que dependía de la UGT. Sus reivindicaciones –a menudo justificadas– llevaron en ocasiones a conflictos colectivos, como la huelga de 1934, que se saldó con el despido de los trabajadores más destacados. Durante los cinco años de régimen republicano, las enconadas posiciones políticas se tornaron cada vez más beligerantes…

… Y todo hasta que el 18 de julio de 1936, el estallido de la Guerra Civil vino en compañía de la perplejidad, el estupor y la incertidumbre…, y dejó helados los corazones de muchos españoles.

PUERTO DE LOS COTOS. Fuente dedicada a

 

José Manuel Martín Trilla.


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