¡Recios colosos de piedra,
que gobernáis, abrazados,
las tierras de dos Castillas
que os contemplan a ambos lados!
Hacia el Sur está la Nueva,
con Madrid no muy lejano,
y yendo al Norte, tierras viejas,
de hondo sabor castellano.
Diéronle el nombre que lleva,
hace ya más de mil años,
fortalezas defensivas
de piedra y con muros altos
como vosotros, barreras,
que hizo el hombre con sus manos
para proteger los lares
que al moro iba conquistando.
Testigos solemnes fuisteis
de los avances romanos,
presenciando su trajín,
sin estorbarlos el paso,
y visteis, siglos más tarde,
a los jinetes cristianos,
cruzando hacia el sur la sierra,
a recuperar el llano.
A los Comuneros luego,
en guerra contra don Carlos,
monarca con dos coronas
que llegó a España mandando,
con una corte flamenca
que no gustó al ciudadano,
les contemplasteis pugnar
en abierto desacato.
Ha poco más de dos siglos,
disfraz revolucionario,
otro nuevo emperador
invade el espacio hispano.
Esta vez era un francés:
Napoleón y su hermano
a quien llamaban “Botella”,
que querían dominarnos.
Se fueron como vinieron
mas… ¡tristes y derrotados!
Y en la última centuria,
mirasteis a otros dos bandos,
disputarse esas alturas:
franquistas, republicanos…
¡Cuánta historia conocéis,
pétreos gigantes callados…!

José Carlos Sáncho Fernández.