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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Deporte >  El deporte en la escuela (Rufino Martín Garrido)  


Foto: Rufino Martín Garrido

Me ha pedido José Manuel Martín Trilla que escriba algo sobre el deporte cuando llegamos Carmen, Cari, Maribel y yo a Valsaín, el uno de septiembre de mil novecientos sesenta y cinco, y no he podido negarme. Y es que leí su libro "La balada de Natacha" que narra, sin nombrar a nadie de Valsaín y La Pradera, la historia de los gabarreros y del pueblo. A mí personalmente me impresionó, y sin ninguna duda me iba recordando y recorriendo hechos reales que habían sucedido en el pinar y su entorno a través del tiempo. Te felicito porque eres un auténtico baluarte para el pueblo, ya que das a conocer su historia sin nombrar a nadie en concreto.

Y ahora hablemos del deporte. Cuando llegamos a Valsaín, tengo que decir que me encontré con auténticos deportistas del esquí y grandes pescadores a nivel nacional, haciendo honor al entorno en el que vivían: "La Sierra y el Eresma".

En el esquí formaban parte del equipo nacional los tres hermanos Martín Merino: Jesús, Eusebio –Quiqui para los amigos-, y Rufino –conocido Cachorro por las amistades-. Como anécdota, le recuerdo a Cachorro las cartas que me traía el señor Tomás Encinas –cartero con su bicicleta- de jóvenes de Suiza, Francia, Suecia, etc, etc, que yo no conocía, y se las pasaba lógicamente a su auténtico destinatario; el esquiador que había pasado por esos países: Cachorro.

En pesca eran famosos a nivel nacional: Castán "el Manco", que fue campeón nacional en León; Cipriano Sastre –Cipri- y el mismo Jesús Martín Merino, que recorrían los mejores ríos trucheros de la Península.

A los pocos días de llegar, en las escuelas que estaban situadas entre la Iglesia, la casa de la señora Lola o de Teodoro –que llamaban el Arca de Noé por la cantidad de animales que tenía- y la carretera que nos llevaba a Valsaín, nos pusimos TODOS a picar la ladera hasta que dejamos llano un buen trozo. Allí colaboró don Gaspar (q.e.p.d) , sacerdote del pueblo, y a mi entender, el mejor hombre que ha pasado por Valsaín –siempre haciendo favores a todo el que lo necesitaba, y como vivió murió, en un accidente de automóvil mientras viajaba con don Carlos, director del colegio Primo de Rivera ¡Un auténtico ejemplo para todos nosotros!-. También picaron los alumnos mayores de la escuela: Victorino, Alfredo, José Salamanca, Fede, Lucas, etc, etc. TODOS, y lógicamente, el maestro también picó (don Rufino). En ese terreno pusimos unas porterías de balonmano y unas canastas de mini basket que nos regaló el director general de deporte de España: D. José A. Elola Olazo –dos años antes las había enviado a Remondo-.

Foto: Rufino Martín Garrido

Cuando subimos al colegio nuevo –con gimnasio incluido-, me fui a ver a Dimitri Grigorov, administrador entonces del Patrimonio Nacional en San Ildefonso. Me dio una carta para el director de la Fábrica de maderas de Valsaín, señor Labanda, para que hicieran a las escuelas lo que necesitaran para sus proyectos deportivos –porterías de fútbol del río Eresma, los palos de las canastas de baloncesto del patio de arriba…-. Como anécdota diré que él me pidió un favor: "Diga usted a todos que D. Dimitri no se come a nadie, que desea hacer favores al pueblo". Y es que, cuando se pide para los niños, se hace con auténtica soltura, alegría y sin ninguna pega.

También os recuerdo que, en otra ocasión, fuimos una comisión a ver al Administrador de San Ildefonso para arreglar el Frontón de Palacio. Nos dijeron que sí, que se podía arreglar, pero cuando se empezó a subir la pared, el Patrimonio nos paró la obra ¡Qué disgusto nos llevamos! El que más, Pepe Berrocal, que fue el alma para recuperar el Frontón y el que más bregó por él.

Don Rufino, como me seguís llamando muchos de vosotros, puso la semilla del fútbol y baloncesto. Ese semillero dio sus frutos, y tengo que felicitar otra vez a Pepe Berrocal, porque supo hacer un equipo que compitió a nivel provincial y regional; primero como jugador y luego como entrenador durante muchos años.

Así empezamos a participar en los Juegos Escolares provinciales, y el primer triunfo a nivel escolar fue cuando el equipo de fútbol de nuestras escuelas ganó la copa al colegio "Comandante Gazapo" de La Granja en el santo de su director, D. Antonio ¡Qué disgusto se llevaron D. Antonio y sus maestros! ¡¡ No se me olvida la cara que les quedó!! Pero la copa vino al colegio de Valsaín. Quiero resaltar el gran triunfo que tuvo Paloma Martín Tapias, siendo campeona provincial en lanzamiento de peso, en salto de altura y salto de longitud –el Sr. Bienve (q.e.p.d) nos hizo la bola de plomo para los lanzamientos–.

Lo que más trabajábamos era el fútbol y el mini basket, porque participábamos más y lo pasábamos todos mejor. Recuerdo que los primeros años jugaban los colegios de los pueblos por un lado, y por otro los de la capital, y después los campeones respectivos jugaban la final.

Foto: Rufino Martín Garrido

En baloncesto quedaron campeones varios años, pero en la final, el colegio "San José" de Segovia nos machacaba –que lo digan Julián Berrocal, Parra, etc, etc.-, y las chicas solo perdían con "Las Jesuitinas", que tenían en aquella época un equipo de primera división a nivel nacional.

También fuimos a Cantalejo y a Nava de la Asunción a jugar las finales provinciales. Os recuerdo una anécdota que me ha recordado varias veces nuestro senador nacional D. Félix Montes Jort -por aquellas fechas, chaval de La Granja, pues íbamos juntos en el mismo autobús a Nava de la Asunción-: "Cuando pasábamos por Santa María la Real de Nieva les dije a todos en voz alta: ¿veis que sol tan espléndido hace?, pues dentro de tres o cuatro minutos NIEVA. "Está loco", dijeron todos; y cuando nos acercábamos al pueblo de Nieva, les dije a todos en voz alta: ¿veis lo que os he dicho? ¿Qué pone ahí?, NIEVA; y no mentí, porque era el pueblo con ese nombre por el que teníamos que pasar".

Recuerdo con nostalgia qué bien lo pasábamos cuando íbamos a Revenga a jugar al fútbol y al baloncesto. Allí estaba el maestro D. Luis Asenjo, cuñado de D. Nicasio, el practicante; y lógicamente nos devolvían la visita a Valsaín.

¿Y cuando fuimos a Navas de Oro con las chicas a jugar al baloncesto en sus fiestas de S. Antonio, y ellas nos devolvieron la visita a Valsaín? Allí llevaba los deportes D. Carlos Lázaro, compañero y amigo maestro.

También bajaron las chicas a jugar en las fiestas de Segovia, y al volver parábamos en el bar de San Isidro a tomar algo "¿Quién os bajaba? ¿Quién pagaba? ¡Qué bien lo pasábamos! ¿Verdad?".

Algunos de aquellos chavales, también participaron en esquí. Me han recordado que estaban federaros y que compitieron en Navacerrada y en La Pinilla –que os lo cuenten Servandete, Jesús Royo, Diego, León, etc, etc.

Gracias a esta última competición, en la que fueron los colegios "Hermanos Maristas" de Segovia, los de Cerezo de Abajo y los de Valsaín, nos concedieron las canastas de baloncesto para el colegio, pues el profesor que llevó a los Maristas era el delegado de deportes en Segovia al mismo tiempo, y yo me tiré una hora en su despacho hasta que firmó la concesión de esas porterías, diciéndole: "Pero, ¿cómo estando tú y yo de toda Segovia en La Pinilla, les vas a negar a estos chicos lo que te pido para ellos? Creo que se lo merecen".

Todo lo hacíamos sin pedir nada a cambio, con ganas, con alegría, tratando de hacer felices a los chavales, ¿verdad que sí?

Nota: perdonad que no os nombre a todos, pues todos fuisteis importantes para mí. Si os hice algo mal, pues no fue mi intención, os lo aseguro.

Con todo mi corazón. Ya sabéis ¡¡que os quiero!!n.

Rufino Martín Garrido.

©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com