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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Deporte >  Valsaín y el deporte ( Juan Manuel Santamaría)  


Foto: Relevos 3x10 km.

Pocos lugares hay de las dimensiones de Valsaín y La Pradera, sobre los que se pueda escribir relacionándolos con el deporte. Este pueblo, sin embargo, nos da dos opciones: verlo como espacio de prácticas deportivas y como cuna de deportistas.

Vayamos con aquel. Valsaín contó con un juego de pelota que si no es el primero que hubo en España, sí es el primero que está documentado sin ninguna duda. Lo mandó construir Felipe II en la que se llamó Casa del Bosque y aparece en un croquis del conjunto palaciego dibujado el año 1624 por el arquitecto Gómez de Mora. Lamentamos su pérdida como lamentamos la del palacio del que tan poco, y tan en ruinas, queda en pie.

Mucho más adelante, ya en el siglo XX, Valsaín volvió a adelantarse con la primera swmming-pool que hubo en la provincia de Segovia. Fue acondicionada por la Sociedad de Iniciativas de La Granja en el Salto del Olvido y llegó a tener un trampolín de 12 metros. De lo que hubo sólo quedan algunos documentos fotográficos.

Ambas instalaciones, frontón y piscina, son dos hechos anecdóticos, lo sé, pero interesantes aunque no creo que los vecinos tuvieran acceso a ellas.

A lo que estos vecinos sí pudieron acercarse, aunque sólo para ser espectadores, fue a las grandes pruebas deportivas que se desarrollaron por los años en los que el deporte comenzó a despegar en España eligiendo el entorno de la sierra como escenario.

El Real Automóvil Club de España llevó a las carreteras que unían Villalba, Guadarrama, San Rafael, Segovia y Navacerrada para celebrar algunos de sus primeros rallyes automovilísticos internacionales. ¿Gustarían los vecinos del ruido de los motores Panhard-Levassor, Mercedes, Rolls-Royce, De Dion-Bouton…?

El Moto Club Madrid organizó carreras de motocicletas y de motocicletas con sidecar por parecido circuito.

Y la Unión Velocipédica Española también optó por incluir Guadarrama y Navacerrada, en una carrera que, pasando a llamarse Vuelta Ciclista a los Puertos, entre 1920 y 2008, ha alcanzado más de sesenta ediciones ganadas por los más prestigiosos corredores de cada momento.

Pero dejemos de ser espectadores y vayamos no a contemplar sino a hacer deporte. Para ello hemos de prestar nuestra atención a la nieve y retrotraernos a los primeros años del siglo XX, cuando se fue consolidando el esquí. Los esquiadores madrileños subían en tren hasta Cercedilla y en burros hasta Navacerrada, desde donde les gustaba lanzarse cuesta abajo por las Siete Revueltas hasta la Venta de los Mosquitos. Acabado el descenso se ataban a los fuertes caballos granjeños –los blases–, que los subían de nuevo al puerto.

Foto: Swimingpool

Y así empezó una aventura dura que acabó en brillante. Tirando de las caballerías, trabajando en los remontes, abasteciendo de comida y bebida a los esquiadores, llevando cargas desde los hoteles de Navacerrada hasta los de Cotos y viceversa, subiendo con provisiones a Navacerrada y bajando a por repuesto a Valsaín cuando se acababan… Y todo esto no una vez, sino varias veces al día. Hoy es difícil ni siquiera imaginar la dureza que hubieron de soportar. Y sin refinamientos, sobre unos esquíes hechos por ellos mismos reaprovechando tablas.

Pero, ¿y quiénes fueron esos ellos?

El primero Tomás Velasco. Un día pensó que podía ganar a muchos de los esquiadores a los que abastecía, participó en varias pruebas con éxito, ganó el Campeonato de España de 1935 y fue seleccionado para representar a nuestro país en la Olimpiada de Invierno celebrada en Garmisch Partenkirche el año 1936. La guerra acabó con la que se preveía prometedora carrera.

La senda que marcó fue seguida por uno de sus hermanos, Julián Velasco. Habiendo ganado el Campeonato de España de esquí de fondo el año 1951, formó parte del equipo nacional de relevos de 4x10 kms y del de 3x10 kms, modalidad esta última en la que alcanzó el Campeonato de España en diez ocasiones, formando trío con Mario Morales y Jesús Martín Merino

Y ha aparecido el más señalado: Jesús Martín Merino, el "Merino" que hacía vibrar de entusiasmo a los jóvenes segovianos que por él se hicieron amantes del esquí, ganador de los más prestigiosos trofeos de la época, campeón de España de esquí de fondo en 1954 y 1956 y, como ya se ha dicho, con Julián Velasco y Mario Morales, diez veces campeón de España de relevos 3x10 kms. "Merino", capaz de esquiar sobre grandes distancias, supo depurar su estilo, creando lo que los comentaristas del momento llamaron "Escuela de Valsaín".

Mérito grande.

Sin una figura tan señalada, pero con un bloque fuerte, seguidores de esa escuela fueron Esteban Rodríguez, Victoriano Rodríguez, Casto Martín Merino, Conrado Martín Merino, Víctor Horcajo…

Algo más joven fue Eusebio Martín Merino. Se inició, al igual que todos, trabajando en la sierra con los esquíes como herramienta, empezó a competir en 1966 y en 1967 ya fue seleccionado para formar parte del equipo español de esquí de fondo, en el que permaneció hasta 1973. Participó en los Campeonatos Mundiales organizados en Checoslovaquia el año 1970 y ganó el Campeonato de España de 1972.

En él, como en todo este magnífico plantel de esquiadores, predominó la resistencia sobre la técnica, no hay más que ver las pruebas en las que destacaron, pero recordemos que fueron autodidactas y que el entrenamiento que hizo progresar sus capacidades fue el trabajo duro desarrollado sobre la nieve, no tanto para aprender a esquiar cuanto para ayudar a la economía familiar en tiempos muy difíciles.

Juan Manuel Santamaría.

©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com