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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Fiestas y Tradiciones >  ¡Estamos en Fiestas! (Juan Antonio Marrero Cabrera)  


Foto:Carmen Navarro

¡Madre, que llegan las Fiestas! Y, de repente, cambian los colores del valle que ahora parecen más brillantes. Y el río se alegra en espumas y pequeñas cascadas donde guardan sus presas las truchas, para dispararse como flechas de sombra bajo el agua transparente.

Hasta los caballos resoplan impacientes porque presienten su protagonismo en competiciones y desfiles.

Sólo las vacas parecen tan satisfechas como siempre, ramoneando los jugosos pastos serranos.

Pero no hay que dejarse engañar porque todos saben que su paz maravillosa se va a alterar como cada año. Por eso, cuando los mozos montan en sus caballos para "encerrar" a la torada, suelta como el resto del ganado, por el "Parque", en Valsaín no se sorprende nadie, Y es que ¡han llegado las Fiestas!

Foto:Carmen Navarro

Y como, un año tras otro, las Fiestas traen ilusiones para todos. La fantasía que sorprende los ojos de los niños, los nuevos olores y colores, la sorpresa de los juguetes desconocidos.

La música y las charangas que enardecen a los mozos, los grandes que quieren demostrar su fuerza y su destreza talando los gruesos troncos de sus árboles vecinos y los más jóvenes dispuestos a convertir en leyendas invernales las hazañas de sus hermanos mayores.

Y nosotros, los viejos, que hilvanamos los más queridos recuerdos y las, siempre a punto de suceder de nuevo, vivencias juveniles. Aunque hayan desaparecido las carretas de bueyes que cercaban la plaza del pueblo antiguo para celebrar los "toros". Aunque ya no exista el fraternal espíritu de colaboración con que los casados ayudaban a los solteros a cumplir la, cada vez más difícil, misión de "hacer plaza", en la explanada ante la residencia de los guardas. ¡Qué maravilla era contemplar el formidable trabajo que se realizaba en la plaza de troncos!

Foto: Miguel Tebar

Menos mal que las exhibiciones de los gabarreros aún se siguen realizando y que la plaza de toros se haya vuelto más segura al ser de cemento.

Pero la alegría sigue y se mantiene. Las urbanizaciones y las naves ganaderas e industriales han enterrado, y espero que para siempre, las trincheras de la guerra civil. Y, como de costumbre, las ruinas venerables del magnífico "Palacio del Bosque" de Felipe II, recuerdan las innumerables promesas de restauración, sistemáticamente incumplidas.

¡Oiga! ¿Es cierto que aquí nació la mujer más importante de todos los gobiernos de lo que hoy es Europa? Pues sí, señor, nada menos que la hija del "Rey del Mundo", que era entonces Felipe II y de la bella reina francesa, Isabel de Vaulois, traída desde la elegancia del Palacio de Versalles. ¿Cuándo aún no se le había ocurrido a nadie construir la pequeña maravilla de su réplica española en la preciosa Granja de unos frailes segovianos, cerca de una ermita dedicada a San Ildefonso.

(Algo parecido a lo que cuentan siempre los almerienses para recordar que ellos fueron más importantes que sus vecinos granadinos: "Cuando Almería era Almería, Granada era su alquería". Que en Valsaín se resume: "Cuando vengo hasta el Real Sitio, me voy a morir de risa, viendo a los de La Granja con corbata y sin camisa". Lo que opinan los del Real Sitio, sería ya tema para otro artículo.)

Foto:Carmen Navarro

Y la devoción pervive en torno a Nuestra Señora del Rosario, aunque haya habido que anticipar un mes el recuerdo a la batalla de Lepanto, porque si ahora hay que llevar manta, por la tarde, a las corridas de toros, más vale no pensar como sería la cosa con las primeras nieves.

En fin que a mí, casi un setentón, me siguen gustando las Fiestas que conocí hace cuarenta años. Y que me alegra ver el espíritu de fraternidad de los jóvenes, la atención y el respeto a los mayores y la alegría de los maduros. Pero sobre todo el cuidado y el cariño con que se mantiene aquí tantas bellas tradiciones.

Y pienso seguir así aunque, mal que me pese, haya descubierto el duro repecho que hay desde el "Tío Pepe" hasta la "Casa de la Hierba", tan perfectamente restaurada por los "Tizos", que se desviven por festejar y homenajear a estas "fuentes históricas", estos archivos vivientes, en que nos vamos convirtiendo los mayores.

Hasta siempre amigos.

Juan Antonio Marrero Cabrera.



©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com