Crónicas Gabarreras 0
 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Fiestas y Tradiciones >  Comida de la juventud (Charo García García)  


Foto: Mari Cármen García

Comienza una tradición, más de 40 años de la Comida de la Juventud. Fiestas del año 1969.

Hasta este año 1969, “la comida de los mozos”, el martes de la fiesta, era exclusivamente para los chicos que estuvieran solteros, pero llegó este año en concreto y lo que había sido hasta entonces sólo para ellos, de forma casual nos llevó a las chicas a formar parte de las Fiestas, teniendo hoy mucha fuerza de participación.

Era el Domingo de la Fiesta, después de salir de Misa y la Procesión (entonces el refresco de los Sres. Mayordomos se celebraba en su casa, iba gente pero no tanta como ahora, consistía en un bollo y poco más), un grupo de amigas entre las que se encontraban, mi hermana Mari Carmen, Nati Orosa, Milagros Martín (Kika), Conchi Quintín.... y yo, nos fuimos a tomar el vermouth, como antes se decía, al bar de Castán (hoy Mesón Tío Pepe, en la Plaza). Al acercarnos a pedir a la barra estaban comentando un grupo de chicos, bastante apurados por cierto, entre los que se encontraba Julio Velayos (creo recordar que era el Presidente de la Asociación) que ese año ya no había la comida de los “mozos”, pues la Sra. Venancia (que hasta entonces era la que lo guisaba) ya no podía hacérsela. Yo, ni corta ni perezosa, se lo comenté a mis amigas y les dije que ¿por qué no se lo hacíamos nosotras? No hizo falta insistir, me dijeron que vale, y se lo propusimos a Julio, cosa que también aceptó aunque lo consultaría con el resto de la Directiva para tomar la decisión. Esa misma tarde nos buscaron y nos dijeron que ellos estaban de acuerdo, a todos les había parecido estupendo y que, sí éramos capaces, que adelante. Lo comentamos a más chicas, a las que faltaban de nuestro grupo y todas las que nos encontramos, y muchas aceptaron.

Foto: Mari Cármen García

Ese primer año fuimos solamente unas catorce o quince (las que figuran en la foto, incluso puede que falte alguna, me imagino que cada una se reconocerá, pero no las enumero por sí me dejo alguna), pero poco a poco se fueron uniendo y cada año éramos más, aunque sólo participábamos hasta que nos íbamos casando, yo concretamente hasta el año 76 que me casé.

Llegó el martes, no sabíamos por dónde empezar, había que buscar sitio, y después de barajar varios, decidieron hacerlo en una fuente donde vivía la Sra. Marcela (hoy es donde vive Cachito, más o menos) y un riachuelo que era el sobrante de los depósitos para poder fregar después las perolas. Fue acertadísimo el lugar (allí se celebró durante cuatro o cinco años), luego se fue cambiando de sitio hasta llegar al Parque dónde lleva muchísimos años (ahí ya no fuimos nosotras, sino nuestros hijos, ¡cómo ha cambiado todo!)

La Directiva nos compró los ingredientes (no sabíamos qué cantidades necesitábamos y hacíamos gasto un poco en cada tienda de las del pueblo). Casi todas éramos inexpertas cocineras; en nuestro grupo había dos con algo más experiencia: se trataba de Luci Dorrego y Juana Rodríguez que fueron, sobre todo este primer año, las que llevaron un poco la batuta de por dónde empezar, sobre todo al hacer el sofrito de la caldereta; en años posteriores a la hora de guisar estuvo un poco al mando también, además de las chicas, Félix Rodríguez.

Foto: Charo García

Todo el mundo se volcó con las cocineras. En la Hilaria nos pelaron las patatas; mi hermano Manolo, Franco y creo que Fausti, deshicieron la carne e hicieron los filetes (esto ya era tradición en mi familia, pues desde que tengo conocimiento recuerdo a mi padre Benito el apuntillar los toros en la plaza y deshacer los chotos para repartirlos entre los socios, junto con Mariano Cantimpalos, etc.).

No sólo se hacían las patatas con carne o caldereta como ahora, sino también se freían filetes (que como la carne estaba recién muerta estaban durísimos, claro que el solomillo, allí no aparecía); todos repitieron de patatas, que nos salieron buenísimas y, como sobraron filetes, nos los comimos por la noche en el bar de Los Trillas, también en la plaza; era entonces el último día de fiesta.

Nunca nos hemos visto las chicas tan agasajadas. Todo salió genial, los chicos estaban emocionados, al terminar la comida nos ayudaron a fregar las perolas y en lugar de disfrazarse como ya era tradición entonces, nos lo dedicaron a nosotras; nos acoplaron encima en los bancos que habían subido para que comieran las Autoridades y nos llevaron así hasta la plaza. Iban tan contentos que, con nosotras arriba, bailaban al son de la música -yo creí que caía por el puente de La Pradera-. No recuerdo un año de Fiestas como aquel; nos pusieron en primera fila en el palco y, como no cabíamos todas, a otras les hicieron uno provisional por donde se cierra la plaza -todavía los toros se hacían en la plaza donde ahora se hace el baile-, nos dieron un aplauso a las cocineras con vuelta al ruedo incluido.

Foto: Mari Cármen García

Me alegro que todo empezara por casualidad, pero sobre todo por haber sido nuestro grupo las pioneras de una cosa tan especial que surgió para que las chicas participaran, junto a los chicos, de unas Fiestas que siempre habíamos considerado muy nuestras y que ahora, con una mejor organización y participación de todos, incluso se ha creado otra Directiva de chicas y que dure mucho; ya hemos conseguido pasar de los cuarenta.

Charo García García.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com