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  Cine


Oliver Cronwell - Foto: Jesús Goya y Pepe Berrocal

Valsaín es un pueblo con muchos recursos, está enclavado en una zona montañosa increíblemente bonita, posee el pinar más bello de España y tiene unas gentes que lo mismo sacan leña del pinar que hacen cine. Sí, sí, bien digo, pues lo que voy a contar, pasó en nuestro querido pueblo.

Allá por los años sesenta y setenta, en esta bonita zona se rodaron muchas películas, de diferentes temas, como La caída del imperio Romano, La Batalla de las Ardenas, Orgullo y Pasión, Tulipan Negro, Patton, etc.

Estos rodajes dejaron mucho dinero en nuestro pueblo, algo que vino muy bien, pues esto ocurría, en años difíciles. Y como por entonces se hacía tanto cine en nuestro pueblo, aprendimos la lección y de ser meros figurantes y extras, pasamos a ser figuras del cine, sí, como os lo cuento.

El año 67, se presentó en mi casa Francisco Ardura, hombre de negocios relacionados con el cine, el atrezo de La Caída del Imperio Romano, era de su propiedad, y que contrataba caballistas para las películas, entonces me ofreció reunir a un grupo de veinte personas que supieran montar a caballo porque nos necesitaban en Alsasua (Navarra), para la película histórica “Oliver Cronwell”.

Buscando gente en la zona, encontré a los mejores, los más altos y bien parecidos y los que tenían más madera  de actores, pues el trabajo lo requería, ya que saldríamos en los primeros planos de la película.

Nos presentamos en Alsasua (Navarra), los siguientes actores: Antonio Fraile, Toñín (Barbero), Julio Velayos, Pitillo, Andrés Povedano, Ángel Benito, Manolo Herranz, Merino (El alcalde), Cachorro, José Trilla, Pepe Berrocal, Mariano Cosme, Martín Fraile, Sotero (Frutos), Manolo Gala, Antonio Cayetano, el panadero del puerto, creo que se llamaba Manolo, y yo.

Oliver Cronwell - Foto: Jesús Goya y Pepe Berrocal

Éramos unas dos mil personas, entre artistas, especialistas y extras- figurantes.

El rodaje duró un mes y medio y los planos de la película se desarrollaron por los Llanos de Urbasa. Cuando llegamos nos adjudicaron un caballo, (allí me reencontré con mi antiguo caballo tordo), con su correspondiente montura y nos disfrazaron de soldados, con pelucas, bigotes, etc., en las fotos teníamos una imagen estupenda.

Teníamos la residencia y posada en Alsasua pueblo, pues cuando llegamos nos habilitaron en unas tiendas militares en los Montes de Urbasa, pero nosotros éramos muy finos para estar en tiendas.

¡Cómo nos lo pasamos!, no se me olvidarán las palizas que nos dimos buscando al caballo blanco de Mariano Cosme que se le escapaba todos los días. Salía corriendo y nosotros buscándole por toda Navarra, creemos que lo dejaba escapar a propósito unas veces, otras le espantaba Sotero o Cachorro. Después venían las palizas que nos dábamos empujando su coche, un SEAT que tenía muy viejo, no arrancaba nunca, lo que nos hizo padecer, el bueno de Mariano.

Jesús Goya montando a caballo - Foto: Jesús Goya y Pepe Berrocal

Cachorro tenía un caballo blanco, imitaba a los especialistas, hacía caídas como ellos, y se tiraba con el caballo en plena carrera.

Ángel Benito se compró un 600 y casi le amortizó en el tiempo que estuvimos allí, trasladando a gente de la película, por los pueblos de la zona.

Julio Velayos, iba mucho a Vitoria, debía tener allí varias novias.

Tuvimos un plante con Ardura, pues nos enteramos que pagaban más a otros caballistas y le dijimos, que si no nos pagaban lo mismo, nos veníamos y aceptó nuestra reivindicación.

Como es lógico, llegamos a Alsasua, con muchas ganas de juerga y en los ratos libres nos buscamos compañía. Pepe y Toñin tenían dos morenas guapísimas, la mía era una rubia peluquera. Vamos, que no nos aburríamos.

Cuando llevábamos un mes haciendo cine, quisimos llegar más lejos, dejamos a las chicas de Alsasua y empezamos a salir con unas chicas australianas que nos parecieron artistas de cine. Venían a España de vacaciones, estudiaban en Londres y se les estropeó una furgoneta, marca Thames, en Alsasua. Nosotros decíamos a los del taller mecánico, que la avería durara lo más posible, había que divertirse después del rodaje diario, o sea, por las tardes-noches, pues queríamos experimentar sensaciones cineastas más fuertes que las que habíamos tenido hasta el momento, con nuestro porte y con las tablas que teníamos como peliculeros. Decidimos compartir con ellas algún roce, besos de cine, el guión lo requería, todo con muy buena intención y sin malicia, pues era cine. Toñín cambió la morena por una rubia alta y delgada, parecía una modelo, Galita no se quedó corto tampoco y yo hice las prácticas con una más bien bajita, pero con unos atributos dignos de ver. La verdad es que sabían más que nosotros, pues venían de las antípodas y allí estaban más adelantados.

¡Qué bien nos lo pasamos! Y la de pesetas que nos trajimos de allí, pues además de pagarnos bien, nos daban la comida.

Oliver Cronwell - Foto: Jesús Goya y Pepe Berrocal

Fue una experiencia estupenda, ganamos dinero para nuestras familias y a los más jóvenes, nos sirvió para madurar, ver mundo, relacionarnos con gentes cultas, y conocimos chicas hermosas, pero pudimos comprobar que las mujeres de nuestro pueblo eran mejores, prueba de ello, es que las madres de nuestros hijos son de Valsaín y sus alrededores.

Jesús Goya López.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com