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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Crónicas de la Historia >  Valsaín y la Guerra Civil Española (Jacinto Arévalo Molina).  
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Trincheras. Foto: Juan José Martín Encinas

Normalmente, cuando en algún texto sobre la Guerra Civil Española de 1936–39 se cita a Valsaín, sólo es para relacionarlo con la denominada Batalla de Segovia o de La Granja.

Pero esto es sólo una verdad a medias, desde luego, Valsaín y San Ildefonso o La Granja tuvieron un papel destacado durante esa batalla, pues se desarrolló sobre su suelo y población, pero la Guerra Civil duró allí mucho más que esa corta semana de combates, probablemente desde el día siguiente al que se produjo el alzamiento hasta el final de la guerra.

No es intención de este trabajo el entrar en una profusa divulgación de datos y cifras, por lo que sólo muestro una visión muy resumida de la guerra en esa zona y aledañas, abarcando el terreno comprendido desde los puertos del Nevero y del Reventón hasta La Mujer Muerta y el puerto de La Fuenfría por la parte de la sierra; y desde el mismo Valsaín y La Granja hasta Cercedilla en el caso de las poblaciones. Prácticamente lo que ocupó el frente en esa zona central de la Sierra de Guadarrama, marcada por el puerto de Navacerrada como punto de paso más importante.

Se acepta como fecha de aproximación al puerto de Navacerrada el día 21 de julio de 1936 cuando el comandante Burillo, al mando de una columna de guardias de asalto, el batallón de milicias socialistas “Octubre” y algunas milicias comunistas, que habían salido desde Villalba, y a la que se unieron paisanos de otros pueblos, Cercedilla y Navacerrada, alcanzó el citado puerto, instalándose en él en la madrugada del día 22.

Pero hay algunos relatos, realizados años después por algunos de los protagonistas de esos primeros días que fijan la fecha de ocupación del puerto el mismo día 18 de julio, o a lo más tardar el día 19, pues dicen textualmente que “cuando llegó la columna Burillo nosotros ya estábamos allí”. Esto, además de anecdótico puede dar una idea de lo difícil que es precisar una fecha o hecho determinado en esos primeros días de la guerra.

Pero sigamos con el relato. Una vez asegurado el puerto de Navacerrada, se consideró conveniente avanzar hacia Segovia, por lo que las milicias bajaron hacia La Granja donde se encontraron a un grupo más o menos organizado de guardias civiles, carabineros y paisanos que les hicieron frente y de allí no pudieron pasar.

Siguen unos días de escaramuzas, son muy poca fuerza y se limitaron a tirarse unos tiros entre ambas facciones y a alguna que otra emboscada, el terreno boscoso y abrupto es propicio para ello. Así se llegó al mes de agosto en el que se van consolidando las líneas, en esos momentos sólo unos puntos aislados con patrullas o reducidos destacamentos de personal, situados en los cerros dominantes o en los cruces de carreteras y caminos en la zona que ocupa cada contendiente.

A mediados de agosto se encuentran unidades republicanas en El Reventón, Peñalara, puerto de Navacerrada, la casa de Peones Camineros de las Siete Revueltas, la Casa de la Pesca, puerto de La Fuenfría y desde el Cerro Minguete hasta La Peñota. Por parte nacional se ocupó la parte baja de los montes y los pueblos de la zona y vertiente segoviana, y únicamente hay fuerzas en altura en Peña Oso, en lo alto de la Mujer Muerta. Resumiendo, las fuerzas o milicias republicanas en lo alto de la sierra y los nacionales en la parte baja, menos en La Mujer Muerta, altura que mantendrían por poco tiempo.

Con la llegada del invierno el frente se paralizó y entró en escena el Batallón Alpino republicano que ocupó de forma efectiva y permanente el puerto de La Fuenfría, el puerto de Navacerrada, la zona de las Siete Revueltas y el puerto de los Cotos, y con patrullas de esquiadores las cercanas cumbres nevadas.

Por parte nacional se concentraron en los pueblos que ocupaban y mantuvieron la vigilancia con pequeños destacamentos en las bajas cumbres que los rodean formando una especie de rosario de posiciones de vigilancia y defensa de ese frente. Dispusieron de una novedosa Unidad de Esquiadores del Guadarrama, muy escasa en efectivos y que también realizó patrullas con esquís por las cumbres y laderas de su zona.

Pero no eran muchos, apenas 400 hombres del Batallón Alpino, centralizados en el puerto de Navacerrada, y unos 1100 de diversas unidades nacionales en La Granja, lo que apenas daba para montar unos escasos puestos de vigilancia. En esos momentos, la guerra se limitaba sólo a eso, a vigilarse.

Con la llegada de la primavera la cosa cambió, se produjo la famosa Batalla de Segovia o de La Granja, de la que por muy difundida y conocida sólo citaré que después de mucha sangre y esfuerzo ambos contendientes se quedaron prácticamente en las mismas posiciones que estaban. No hubo variación considerable del frente.

Después de la batalla, por algún tiempo hubo una cierta abundancia de tropas en esa zona, pero que poco a poco fueron requeridas para otros frentes y serían retiradas. Comenzó una nueva modalidad de la batalla, la fortificación, especialidad a la que se dedicaron con ahínco tanto las unidades nacionales como las republicanas.

Hasta entonces, apenas había trincheras excavadas en la tierra, con chabolas o barracones muy sencillos para alojamientos del personal, algún punto fuerte para las ametralladoras o cañones realizado con troncos y sacos de tierra y poco más. De alambradas se instalaron muy pocas, sólo en algunos puntos y de una sola fila de piquetes, casi siempre de madera, pues el hierro era muy escaso y se precisaba para otros fines.

Poco a poco se fue ampliando y reforzando el frente, y se construyeron una serie de posiciones o puntos en los se mantuvieron permanentemente fuerzas, tanto por la parte baja como por la alta de la montaña. Ahora sí se construyó a conciencia: las trincheras eran muy completas y profundas, con numerosos refugios y abrigos para el personal, gran cantidad de nidos o puestos blindados para las ametralladoras y morteros, y una notable red de caminos para acceder a todas las posiciones.

Estas obras se realizaron con diversos materiales: sólo roca en la parte más alta e inaccesible de la montaña, roca y algo de mortero de hormigón, allí donde había o se podía acarrear agua para hacer la masa. En los puntos de más fácil acceso, o que requerían una especial protección, se empleó más hormigón que piedra, y por último, en los puntos vitales, las cercanías de las carreteras, los pueblos y sus accesos, el hormigón reforzado con el hierro fue el material más frecuente.

Los numerosos restos de construcciones de todo tipo y forma, existentes en los alrededores de Valsaín, son el testimonio de aquella ingente obra.

Veamos este despliegue de posiciones. Las unidades republicanas guarnecían (de Este a Oeste): desde el puerto del Reventón y puerto del Nevero a Peñalara, Peña Citores, bajando por la ladera hasta la Boca del Asno, siguen hasta La Camorquilla y La Camorca, Montón de Trigo, Cerro del Águila y La Peñota.

Las unidades nacionales ocuparon la zona de la fuente del Infante, cerca del puerto del Nevero, la media ladera de la montaña al norte de Peñalara, el Poyo Judío, el Cerro del Moño de la Tía Andrea, los exteriores próximos al Palacio de La Granja, el Cerro del Puerco, Valsaín, la Cruz de la Gallega, Cabeza Grande y desde el embalse de Revenga hasta la carretera.

Siguió sin ser un frente continuo y no lo fue nunca, pues entre estas posiciones –algunas de ellas muy distanciadas entre sí– no hubo enlace físico y sólo se mantuvo el contacto por la realización de patrullas. El paso de personal, tanto evadidos, de paisanos, como de patrullas militares o de sabotaje hacia ambos lados, fue frecuente durante toda la guerra.

El asalto y ocupación de los puertos de Malagosto, Flecha y Reventón, realizado por las fuerzas nacionales en marzo de 1938, no tuvo incidencia apreciable en esta zona de frente. La única variación efectiva fue el incremento de fuerzas republicanas en la zona de La Camorca y Camorquilla, a la espera de una ofensiva hacia Segovia desde esa parte que nunca se llegaría a producir.

Con el frente ya estable, y prácticamente inmóvil, se llegaría al final de la guerra.

Queda por último hablar un poco de las unidades que estuvieron en esta zona. Como se apuntó al principio, durante el año 1936 lo ocuparon diversas milicias, de uno y otro bando, que dieron lugar a las columnas Navacerrada, Thaelmann, Cercedilla, Octubre, Alpino Juventud y Alpino del 5º Regimiento y otras. Por parte nacional estuvo la Columna Zabaleta, compuesta de unidades militares engrosadas por voluntarios civiles, más milicias de Falange, Acción popular, y otras varias de civiles no adscritos a partidos políticos.

Con la formación oficial de los ejércitos, el nacional en diciembre de 1936, y el republicano en enero de 1937, quedó el frente definido por las unidades que estaban en él.

La zona de La Granja se incluyó en la Primera Brigada de la División de Ávila (nacional) bajo el mando del Coronel Iruretagoyena. En la zona del puerto de Navacerrada y pueblos próximos, estuvo la 29 Brigada Mixta, de la 2ª División del Primer Cuerpo de Ejército republicano, bajo el mando del comandante Eugenio Alonso Maraver.

Con el tiempo hubo algunos cambios en la denominación y composición de estas unidades, pero casi siempre permanecieron las mismas tropas en el mismo frente en una desconocida, dura, difícil y a veces terrible guerra de trincheras. Este es un trabajo expresamente realizado para “Crónicas Gabarreras”.

Jacinto Arévalo Molina.


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