(Vivencia para leer tres veces).

¡Hiey! Los Gabarreros, de la carne del pescuezo se decía que la gallina tenía, ¿y esto es serio?, ¿decir esta frase? Porque, a ver, decir, decidme por qué. Tampoco es “serio” llevar una soga y un hacha –en el maletero de un R-12; que era el coche del personaje de quien hablo, y que te mueras de lágrimas de risa; te lo cuentan, -el dueño como si fuera un bandolero, que en realidad va a tomarse algo a un bar, donde he coincidido con él, porque además me he … y hablamos, algo, un poco, cuando me relaciona con aires de familia, que hace pensar en hilar, la palabra, la palabra otra… y así, así se va yendo, la cosa, el tiempo… es todo del momento. Gracioso aquello, mecachis (el de la risa) de oír contar cómo el bandolero tipo bar, se mete en su soga, en su hacha, en su coche, como el que va por el pinar a defender a uno de Valsaín, si no a coger un bicho, jabalí o animal racional de otra manera. Cuando estoy diciendo, estoy diciendo sin decir nada, que nos despedíamos al fin con alguna lágrima de brillo; que daba el sol y la risa y un tente de marcharse. Pero es sólo hasta la próxima, cuando algún primo mío me cuente algo que le guste, que me guste, y contaros cualquier cosa - importante- como que la rueda neumática da vueltas.