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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Fiestas y Tradiciones >  Un día de disfraces (S.M.M.).  


Nuria García de Frutos

Os habéis dado cuenta?, ya estamos otra vez con la revista entre las manos y eso significa que...¿qué no se os ocurre qué significa?... pues que en breves días comienzan las fiestas, esas que todo el mundo esperamos y que cuando llegan pasan rápido y nos vuelven a dejar en la rutina diaria.

Pero siempre hay una nota de ellas de lo que se habla durante muchos días o ese momento que, al recordarlo, hace que se te escape una sonrisa. Yo recuerdo muy especialmente la tarde-noche del lunes o “noche de los disfraces”, la cual esperemos se repita este año y entre todos hagamos que tenga la misma aceptación.

Y ¿por qué esa noche?, supongo que todo el mundo que se disfrazó se lo pasó estupendamente, pero lo nuestro fue irrepetible, no solo por el disfraz, sino por todo lo que pasó hasta que le tuvimos. Decidimos hacer un disfraz sencillo “de huevo”, los materiales que íbamos a utilizar se prepararon relativamente bien, unas cuantas vueltas por Segovia y unos últimos detalles el sábado por la mañana, ya estaba todo preparado, sólo faltaba hacerlos.

Como eran muy fáciles, decidimos que los haríamos el mismo Lunes por la tarde... después de los toros (en fiestas uno debe de estar en todos los acontecimientos no sea que se pierda la nota del día).

El caso es que nos reunimos casi todas y empezamos a trabajar en ellos, al poco de empezar ya nos dimos cuenta que la cosa no era tan fácil, coserlos costaba más de la cuenta, la que no se quejaba de una cosa, se quejaba de otra, pero entre risas y quejas éstos fueron saliendo.

Cuando habíamos terminado el primero, una de nosotras se lo probó y ¡ay cuál fue nuestra sorpresa al ver que no parecíamos “huevos”, y que además algunas de las cosas que habíamos pensado en poner, no se podía, porque no nos daba tiempo! Tuvimos un momento de indecisión, pero nos repusimos, decidimos salir con ellos y que lo primero que dijeran que éramos, pues con eso nos quedábamos.

Era alrededor de la una y media cuando aparecimos por la Plaza, lo primero que oímos fue a los de la orquesta llamarnos algo que no voy a nombrar por si acaso los niños lo están leyendo, y a partir de ese momento empezamos a oír de todo; que si éramos galletas, pelotas, comecocos, las judías que se habían escapado de la judiada y, lo mejor de todo, la gente tardó un buen rato en reconocernos (todavía hubo quién, al entrar en la peña al día siguiente, descubrió que éramos nosotras) .

Creo que nuestro disfraz cumplió su objetivo, nos entretuvimos mucho haciéndole, a pesar de todos los problemas, la gente casi no nos reconocía y tuvieron que poner a trabajar un poco su imaginación. Fue una bonita noche que esperamos se siga repitiendo de fiesta en fiesta y la gente siga disfrazándose de “huevo”, de “dragqueen”, de “Merlín”....

S.M.M.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com