“Si quieres saber la risa
de este pinar,
pregúntale al gabarrero”.

Pregúntale al gabarrero
por la fuente del “Chotete”.
O por la del “tío Farica”
entre los troncos de pinos,
y la de los “Palominos”,
y de la “Desesperá”,
al margen de la vereda
por donde pasa la recua
cargada de leños secos;
que ya cruzó el gabarrero
el río por “Navacarreta”.
Que hoy están cerca las cortas
y bajas las ramas secas,
que no hay que esforzarse
mucho
para juntar unas cargas
y bajar,
a trabajarse las fiestas.
Que en Valsaín,
los solteros “hacen plaza”,
mientras los casados asan
las tajadas en la lumbre,
con que pagan la “costumbre”
de por allí.
“Si quieres saber las penas
de este pinar
pregúntale al gabarrero”.

Pregúntale al gabarrero
cuánto hielo hay que pisar
para encontrar ramas secas,
o a qué altura hay que trepar
a sacarlas.
Y luego, que no se partan,
nuevas o viejas,
al volar
de pino a pino
aferrados a una cuerda,
que la caída es mortal.
Que no resuene el “chascar”
agudo de la madera
como un disparo helado
en tollas y praderones
donde se hunden las bestias,
y los puñales del frío
traspasan los corazones.

Para saber cómo siente
el pinar,
pregúntale al gabarrero; él lo
sabrá.

Juan Antonio Marrero Cabrera.