Existe un valle soñado,
de inviernos duros y fríos,
de pinares tapizado,
y atravesado por ríos.

Rodeado de montañas,
está en Segovia enclavado,
cerca del centro de España,
con la capital al lado.

Desde el Monte Peñalara,
el más alto del lugar,
si está la mañana clara,
se puede el Valle observar.

Primero hay un mar de pinos,
luego viene el robledal,
arbustos, zarzas, espinos,
y en el fondo, el pastizal.

En dos partes dividido
deja el Eresma al Pinar,
también al pueblo partido
antes de al Pontón llegar.

Su cielo azul es surcado
por águilas imperiales,
buitres negros, leonados,
por calzadas y reales.

Los Cotos y la Fuenfría
son dos pasos obligados,
antaño la única vía
que comunicó ambos lados.

Las huellas dejaron todos,
en principio los romanos,
posteriormente los godos,
los moros y los cristianos.

Los Reyes en él vivieron,
los bandoleros medraron,
los gabarreros sufrieron,
los bandidos se ocultaron.

Valsain, por sus maderas,
sus montañas y canchales,
sus ríos y sus praderas,
sus construcciones reales.

Su historia de relumbrón,
su flora y su fauna variada,
paisajes sin parangón,
y sus montañas nevadas.

Es un valle singular,
al que con razón se llama,
por su belleza sin par:
“La Joya de Guadarrama”.

Francisco Martín Trilla.