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 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Fiestas y Tradiciones >  Hace 40 años... (Julián Manso Armengol)  


Foto: Julián Manso 

Durante los años 40 y 50 tuvo lugar en España uno de los mayores movimientos de población que se han conocido en su historia, la gente dejaba los pueblos para ir en búsqueda de un trabajo en las grandes ciudades. Por supuesto Valsaín no fue una excepción, en una época tras la guerra civil en la que era muy difícil subsistir con los recursos de las zonas rurales, los jóvenes tenían que aventurarse a salir de Valsaín para poder encontrar un futuro.

Existen muchas razones por las cuales quería escribir estas líneas, por supuesto la primera, la de colaborar con una excelente idea la otra, muy importante, agradecer a una generación, la de aquellos jóvenes que allá por los años 50 rondaban los veinte años, su empuje y empeño por salir adelante.

Muchos eran los destinos, como Madrid, Barcelona, Bilbao e incluso fuera de España Alemania, Francia pero también muy grandes las incógnitas que se les venían a la cabeza. En muchos casos salían de Valsaín simplemente con la esperanza de encontrar un trabajo Un trabajo completamente distinto al que habían estado realizando hasta ese momento. Casi todos hablan pasado su infancia y su primeros años de juventud luchando contra el frío, el agua y la nieve para conseguir una carga de leña que les permitiese seguir adelante.

Todos los años vemos a nuestro incombustible "Trampolín" enseñándonos en las fiestas en qué consistía parte de ese trabajo, a todos se nos pone la carne de gallina pensado en la dureza de este trabajo y como algo que para nosotros sería imposible imitar, él es capaz de hacerlo con una destreza impresionante teniendo en cuenta la cantidad de años que han transcurrido.

Personalmente conozco a muchas de estas personas que tuvieron que salir de Valsaín, y en muchos casos soy buen amigo de sus hijos, cuando les preguntas porqué tomaron la decisión de salir del pueblo, la respuesta suele ser siempre la misma, el pinar ya no podía dar más de sí sin arriesgarse día tras día con la autoridad de la época.

De esta forma, se ven en un autobús o un tren en busca de ese trabajo que les permita poder labrarse un futuro. Era una época muy dura, el trabajo escaseaba y era preciso en muchos casos trabajar durante 7 días a la semana en una ciudad en laque todo era desconocido, además lo más importante era poder llegar a f n de mes con algo ahorrado para poder mandar dinero a casa o para intentar empezar a pagar un pisa o abrir un negocio.

Era una época en la que aprender un oficio requería de mucha dedicación, dedicación que era pagada simplemente precisamente con los conocimientos adquiridos. Estos jóvenes podían pasar meses sin poder regresar a Valsaín y sin tener contacto con su familia o amigos, probablemente esto era lo más duro de todo, pensar que estaban a 75 Km. de casa en el caso de Madrid, y que no podían ver a los suyos.

Fueron pasando los años, la mayoría de ellos se fueron casando, bien con sus novias de siempre de Valsaín o en algunos casos con chicas de las ciudades en las que vivían. Las cosas empezaban a marchar mejor, llegaban los años 60 casi todos empezaban a tener hijos y es aquí donde aparecemos la nueva generación. Todavía recuerdo cuando era pequeño y veía a mi padre que la única semana que se tomaba de vacaciones era la primera de septiembre, y cómo pasaba las fiestas con su gente de siempre.

Volver de nuevo a tu casa tras haber luchado tanto y poder llevar a tus hijos y enseñarles como es el pueblo en el que te has criado, llevarles cada fin de semana a ver a sus abuelos y comprobar como empiezan a hacer amigos en el pueblo debe rejuvenecer a cualquiera.

Es curioso cómo se asombran cuando mencionas a la gente del trabajo o de los ambientes de Madrid que aún conservas amigos de cuando tenías 4 ó 5 años y que les ves prácticamente cada fin de semana.

Los primeros recuerdos de las fiestas que nos vienen a todos ala cabeza es la Plaza de Toros, y ver como la directiva de cada año era capaz de construir la plaza año tras año con un afán encomiable para que la disfrutásemos durante una semana.

Ese afán y dedicación de todo un pueblo por la fiesta y los toros que se ha materializado en los que es ahora la Plaza de Toros permanente de Valsaín, se ha visto recompensado con el premio otorgado este año ala constancia. Creo que esa constancia la hemos heredado todos de esas generaciones que nos han precedido y sobre todo de aquellos que nos han criado.

Al principio cuando ves a tus mayores, no entiendes muy bien esa pasión por estar año tras año en las fiestas hasta que comienzas a involucrarte en ellas y formas una peña con tus amigos con las que empiezas a compartir sábados por la noche en La Granja, amigos que como he mencionado antes, perduran a pesar del tiempo que vaya pasando.

No quiero olvidarme de todos aquellos jóvenes que permanecieron en Valsaín trabajando en la Fábrica de Madera o de Cristal de La Granja o incluso aquellos que crearon su propio negocio. Ellos se han preocupado durante estos años de lograr que Valsaín mejore en todos los aspectos.
Cuando estábamos eligiendo la foto que hemos incluido y mirando multitud de ellas con distintas situaciones, es curioso comprobar como después de tantos años, esas fotos de las fiestas en blanco y negro reflejan el sentir de una juventud, y cómo, con el paso del tiempo sólo cambian las caras puesto que las situaciones perduran. En mi opinión eso es lo mejor de todo, la gente pasa pero los valores y la entidad de Valsaín se mantienen inalterables.

Gracias a todos.

Julián Manso Armengol.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com