Crónicas Gabarreras 0
 Crónicas gabarreras:   Inicio >  Anécdotas y curiosidades >  El invierno del 69 (Eusebio Martín Merino).  


Dibujo: Juan José Martín Encinas 

Empieza la historia cuando un repartidor de gaseosas llegó con su mercancía en casa de mi tío Agustín que tenía una tienda de ultramarinos, viviendo en la Pradera, y este buen señor iba buscando chavales o chavalas para un concurso que iba a patrocinar "La Casera" para que cantaran en la radio, que se hacía en el cine Victoria, hoy llamado "Sala Miró".

En fin, que me enrollé en esa historia, me hicieron unas pruebas y dijeron que sí. Yo no quería porque salir del pueblo a ponerte ante el público en esa época era muy difícil, no se estaba tan al día como hoy, y para cualquier chaval de 12 años, los que yo tenía entonces, era algo muy fuerte. Pasé las pruebas y estuve bajando a ensayar durante un mes en casa de un Maestro de Piano; un señor muy atento, que me cogió mucho cariño, no sé si sería porque le bajaba un hatillo de teas y las ponía encima del piano, le gustaba mucho su olor, y así hasta que se le acababan, también las usaba para encender su pequeño fogón, su mujer era una señora muy dulce. Él se llamaba Maestro Artiga y vivía justo en la Plaza de San Lorenzo de Segovia; aún cuando paso recuerdo la casa. En estos ensayos también bajaba una chiquita de La Granja, ella bailaba y muy bien, también era para el mismo concurso. Ella ahora vive en La Granja, estuvimos muchos años sin vernos, después de actuar.

Llegaron los días del Concurso, y allí nos presentamos; yo, con mis pantalones cortos, "jodío" de frío, que había que ir andando desde La Pradera a coger el coche a las nueve de la mañana, ya que no venía el coche todos los días a Valsaín, sólo los jueves, y esto era los domingos. Recuerdo que bajaban conmigo mi padre y mi hermano Santiago; parece que les estoy viendo, con su gabardina a estilo "Colombo"; ellos iban tan contentos porque iba a escucharme el pueblo en la radio. En aquella época no teníamos radio cualquiera, pero sí digo que se compraron varias para escucharme; las vendía el churrero Guillermo, ¡hizo un buen año!. En fin, en mi caso la hemos tenido hasta hace muy poco; mi madre en aquella época lo podía oír, aún no estaba muy sorda, la pobre. Los momentos más duros eran ese tiempo que tenías que estar entre telones, pero mi padre me daba muchos ánimos y recuerdo que me decía: "¡Guapo...!, tienes que ganarlos a estos marranos", pero en buena armonía.

Empezó el Concurso y recuerdo que estaba de locutor Santiago Vázquez, que después fue locutor de Televisión Española mucho tiempo.

Canté dos canciones: "Soy Minero", de Antonio Molina, y otra de Antonio Mairena. Eso la primera vez, y quedé para la eliminatoria.

La segunda vez quedé el segundo, me ganó un chaval de Segovia, me acuerdo que canté dos canciones también de Antonio Molina: "Adiós a España", que se la dediqué a los quintos de mi pueblo que les había tocado África en la mili, recuerdo entre ellos a Guillermo, el padre de Juanjo; y la segunda canción fue "Adiós Lucerito mío", también de Molina. En fin, los cuatro o cinco primeros quedamos para ir a Madrid a otro más importante que se llamaba "Ruede la Bola"; pero no quise ir, no hubo forma de convencerme.

Y esta es la historia de un adolescente de doce años que quiso ser artista, pero se quedó en el camino; si esta oportunidad se me hubiera presentado hoy, sí que hubiera ido.

Eusebio Martín Merino.


©Pedro de la Peña García | cronicasgabarreras.com